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El Gobierno insostenible de Pedro Sánchez: nuevas grietas en la coalición de la investidura

El PSOE juega con dos barajas y ha pactado por un lado con Junts y el PNV y por otro con Sumar. ERC, Bildu y Podemos no aceptan las cesiones a los dos partidos

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega al Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) de la Comunitat Valenciana, a 31 de octubre de 2024, en L'Eliana, Valencia, Comunidad Valenciana (España). Desde este centro se coordinan las labores de emergencia en las zonas afectadas por la DANA. Esta mañana se han reanudado las labores de búsqueda de los desaparecidos en la zona afectada por la dana en la Comunidad Valenciana, que se ha cobrado la vida de al menos 92 personas. Otras tres han muerto en Castilla-La Mancha y una, en la zona de Málaga, todas como consecuencia de la DANA. La Generalitat movilizará 250 millones en ayudas por la catástrofe, con 6.000 euros para cada afectado.

Jorge Gil / Europa Press
31/10/2024

(Foto de ARCHIVO) El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEuropa Press

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Pedro Sánchez tiene un Gobierno construido sobre el lodo, sin cimientos y sometido a los vaivenes de sus socios. La coalición mal llamada progresista que le dio la investidura se desdibuja cada vez más. La última grieta, profunda, ha llegado a costa de la subida de impuestos.

El PSOE juega con dos barajas y ha pactado por un lado con Junts y el PNV y por otro con Sumar. ERC, Bildu y Podemos no aceptan las cesiones a los dos partidos teóricamente de derechas mientras que estos no están dispuestos a tragar algunas exigencias de los de izquierdas, principalmente el impuesto especial a las empresas energéticas.

Es un galimatías que parece irresoluble, un sudoku envenenado. Si cede ante unos pierde a los otros y viceversa. La crisis pone de manifiesto los pies de barro del Gobierno sanchista, construido sobre una falsa premisa, una coalición progresista que no existe. Lo que hay es una coalición de intereses que coinciden de manera coyuntural: todos los socios del PSOE son enemigos de España, de su Constitución; ni unos ni otros quieren al PP en el poder y prefieren a un presidente como Sánchez, débil y sin escrúpulos, dispuesto a entregarlo todo a cambio de su sillón.

El problema se presenta cuando hay que votar cuestiones en las que la ideología juega un papel fundamental, como es el caso de la subida de impuestos. Ahí los intereses de unos y otros dejan de coincidir y el acuerdo comienza a ser imposible. El Gobierno necesita esa reforma fiscal para presentarla en Europa y lograr el desbloqueo de nuevos fondos comunitarios para nuestro país.

La responsabilidad de un eventual fracaso será casi exclusivamente de Pedro Sánchez que ha elegido a sus socios y ha evitado en todo momento negociar con el PP sin ni siquiera escuchar a los de Feijóo. Sánchez dejó claro desde la investidura quienes son sus socios -los enemigos de España- y como el resto debe quedar aislado detrás de un muro político. Y lo ha cumplido a rajatabla. Lo que ocurre es que esos que deben quedar aislados son el partido más votado en las últimas elecciones, el PP, y el tercero con más apoyos, Vox. Media España aislada por Sánchez.

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