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EDITORIAL

¿De la incompetencia en la DANA a la Comisión Europea? Teresa Ribera no puede ser vicepresidenta en la UE

Nunca acometió las obras necesarias en el barranco del Poyo para prevenir una riada como la que sucedió el 29 de octubre, a pesar de que tenía los informes técnicos que así lo recomendaban

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa RiberaEuropa Press

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Cada nueva información que vamos conociendo sobre la implicación de la ministra para la Transición Ecológica en la prevención, alerta y gestión posterior de la DANA es un clavo en su ataúd político. Feijóo presiona en Europa, al Partido Popular Europeo, para que no sea elegida vicepresidenta de la Comisión Europea porque Teresa Ribera tiene una cuota de responsabilidad muy alta en lo sucedido.

Nunca acometió las obras necesarias en el barranco del Poyo para prevenir una riada como la que sucedió el 29 de octubre, a pesar de que tenía los informes técnicos que así lo recomendaban. La Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente de su Ministerio, no alertó a tiempo de la crecida del agua en el barranco ni supo valorar la amenaza hasta que era muy tarde. Y, por si fuera poco, ha estado desaparecida muchos días en las tareas posteriores de auxilio a las víctimas, preparando posiblemente el examen al que tenía que enfrentarse para lograr un puesto en el Gobierno europeo, en la Comisión.

Es justo y necesario que Teresa Ribera no alcance la vicepresidencia de la Comisión Europea ni sea nombrada comisaria. No se puede premiar su incompetencia y su sectarismo. Es inadmisible que aún no haya comparecido en el Congreso de los Diputados para explicar su actuación ante la DANA. La política española alcanza tal grado de delirio que la primera vez que la ministra Ribera ha dado alguna explicación sobre la riada, lo ha hecho fuera de España y en inglés.

Feijóo presiona para que Teresa Ribera sea rechazada en Europa, pero no es fácil porque la ministra española forma parte de un acuerdo mucho más amplio a varias bandas, entre partidos de diferentes ideologías, que podría saltar por los aires si cae alguno de los candidatos. Así que el Partido Popular Europeo tiene que pensárselo muy bien, aunque más allá de sus cálculos partidistas está el interés general de los ciudadanos, que es lo primordial a la hora de tomar cualquier decisión. Y parece evidente que no es bueno para nadie que Teresa Ribera sea vicepresidenta de la Comisión Europea, no vaya a ser que en menos que canta un gallo se encuentre imputada por un juez. No lo descarten.

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