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LA MIRILLA

Begoña Gómez se viste de culpable

Begoña Gómez, a su entrada a la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid.

Begoña Gómez, a su entrada a la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid.Europa Press

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Estar 73 minutos sin responder mientras diputados hacen preguntas es todo un arte. !Vaya si lo es! Begoña Gómez es la “mudita” de la Asamblea de Madrid. Se fue hasta Vallecas desde La Moncloa. Entró por el garaje para decir: “Me acojo a mi derecho de no declarar”. Hizo un breve discurso para defender su profesionalidad y guardó silencio. Nada se ha podido sacar en limpio, al menos por lo que la protagonista hubiese podido aclarar, de si recibió trato de favor por parte de la Universidad Complutense para dirigir una cátedra sin ser titulada universitaria. “Más pronto que tarde la verdad pondrá las cosas en su sitio”, fue la frase que dejó para grabar sobre piedra la esposa de Pedro Sánchez. 

Llama la atención, desde luego, que alguien inocente no desee con todas sus fuerzas gritar donde sea preciso que no ha hecho nada ilegal. Aunque, ya se sabe, cuando de cuestiones jurídicas se trata, los doctos siempre tienen razones más altas que los legos desconocemos. Hasta ahora, los silencios guardados por Begoña Gómez ante el juez y, en esta ocasión ante la cámara de los diputados madrileños, no la dejan en buen lugar ante la opinión pública. La estrategia judicial choca con los tiempos políticos y mediáticos y, sobre todo, crea una imagen que la coloca como ese culpable que en lugar de ser transparente (porque con la verdad se puede ir a cualquier parte) busca enredarlo todo con la opacidad.

A. M. BEAUMONT

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