María Jesús Montero debe pagar por sus ataques al novio de Ayuso: 40.000 euros que duelen

A María Jesús Montero se le va a caer el pelo. Perdón por el pareado, pero es exactamente lo que va a ocurrir porque el novio de Ayuso, un ciudadano particular llamado Alberto González Amador, está dispuesto a no dejar pasar una. Y hace muy bien. Le ha metido una demanda por daños a su honor que sus abogados cifran en 40.000 euros. Montero, recordemos, no ha dejado de acusar a González Amador de pagar su vivienda con dinero procedente de un fraude a Hacienda. Así de bestia.

Pocas cosas darían más placer, hay que confesarlo, que ver a Montero, la que nos mete la mano en el bolsillo con continuas subidas de impuestos rascándose el suyo para pagarle a la pareja de Ayuso 40.000 eurazos.

Y no solo por eso, sino también como merecido castigo a estas prácticas totalitarias que emplea este Gobierno. Señalar a ciudadanos particulares desde el poder es de República bananera, es injusto, desproporcionado y peligroso.

Injusto porque si el novio de Ayuso ha cometido algún delito fiscal en sus negocios privados son los tribunales los que tendrán que decidirlo.

Desproporcionado porque un ciudadano queda indefenso ante la maquinaria poderosa de un Gobierno. No tiene manera de equilibrar la balanza y solo puede recurrir al amparo de los jueces como está haciendo.

Peligroso porque no se puede naturalizar que un Gobierno destroce la reputación de un ciudadano particular porque le interesa hacerlo para conseguir sus objetivos políticos, en este caso atacar a una rival política como Díaz Ayuso.

Si admitimos eso mañana podría ser usted mismo el blanco de la campaña de difamación del Gobierno.

Así que esperamos que el Tribunal Supremo haga justicia y condene a Montero, por irresponsable, autoritaria, abusona y bocazas, a esos 40.000 euros. Un palo económico de los que duelen. Falta le hace.