EnfoquES del director
Errejón se salta el primer mandamiento de Podemos: ahora resulta que sí hay denuncias falsas
Íñigo Errejón es un paria, abandonado por su partido y sus votantes y despreciado por la sociedad. En su situación, tras dejar la carrera política con el absoluto convencimiento de que jamás la recuperará, solo le queda defenderse y evitar la cárcel, que es lo que podría esperarle si prosperan algunas denuncias que existen contra él, la más sonada la de la actriz Elisa Mouliaá.
El adalid de la igualdad, el más feminista de entre los feministas, resulta que era en realidad un personaje con ciertas adicciones que estaba bajo tratamiento, además de un machista empedernido y veremos si algo más. Errejón es un sacrílego que ha profanado lo más sagrado de la 'biblia laica' de la extrema izquierda.
Ahora se defiende y acusa en los juzgados a Elisa Mouliaá por denuncia falsa. ¿No habíamos quedado, Íñigo, en que no había denuncias falsas? ¿No decías que eso eran inventos de fachas? ¿Dónde ha quedado el yo sí te creo, hermana? ¿Vas a obligar a la víctima a demostrar su acusación? ¿Te has vuelto fascista?
Ay, ay, ay, qué fácil se ven los toros desde la barrera y cómo cambian las cosas cuando se sufren en la propia piel. El problema de Errejón es que ha caído en su propia trampa, ha pisado el cepo qu dejó instalado para los demás. No entraba en la ecuación que lo pisara él mismo, pero lo pisó. Y ahora es muy complicado que nadie le crea. De hecho ya tiene encima una condena social, casi una cadena perpetua, y le toca defenderse de la condena penal.