Ansiedad a la carta: los errores políticos con la salud mental
El enfoque político de la salud mental, que la relaciona solo con la salud mental, es un error de bulto que aleja la búsqueda de las soluciones y la naturaleza del problema.
Como ya saben algunos de los lectores del periódico soy un médico psiquiatra, creo que con amplia experiencia clínica, y desde la plataforma de observación privilegiada de las conductas humanas que es una consulta psiquiátrica, les puedo afirmar que nunca he visto tantos “autodiagnósticos ansiedad” como en estos últimos años.
Algunos dirán, normal, con la que está cayendo es esperable que todos estemos ansiosos, angustiados, nerviosos, deprimidos, agobiados, …pero a mi entender no es esa la razón, o al menos no es la razón esencial.
Lo que está ocurriendo, por un lado, es que se utilizan los diagnósticos psiquiátricos de forma inadecuada, a veces indiscriminada e incluso torticera. Por el otro, es que hoy el ciudadano consulta con frecuencia al “Dr. Google” y se diagnostica y medica como mejor le parece. Por ultima, parecen correr tiempos de cambio y la salud/enfermedad mental se ha puesto de moda.
Es cierto, que los momentos presentes son ansiógenos por la incertidumbre que existe en casi todos los niveles vitales. Pero también es cierto que muchas personas dicen tener ansiedad cuando lo que tienen son respuestas normales y esperables ante un estrés identificable.
Es decir, les ocurren sucesos, eventos, problemas, y reaccionan como el ser humano lo hace siempre, elevando sus niveles de cortisol (llamada hormona del estrés), modificando ciertos neurotransmisores, y preparándose para afrontar el problema o conflicto.
La ansiedad enfermedad no es eso, o mejor dicho, no es solo eso. La ansiedad y la angustia (que, aunque son diferentes técnicamente a efectos divulgativos se pueden meter en el mismo cajón), es presentar una respuesta de activación nerviosa desproporcionada y demasiado intensa ante ausencia de estimulo, o bien, cuando este es muy pequeño y, “teóricamente” al menos, no debería dar lugar a unos síntomas tan llamativos y molestos.
Ansiedad es por lo tanto una enfermedad que no depende de la voluntad de la persona. Esta poco puede hacer para controlarla, por lo que resulta absurdo e inadecuado decirle: tranquilízate
Ansiedad es por lo tanto una enfermedad que no depende de la voluntad de la persona. Esta poco puede hacer para controlarla, por lo que resulta absurdo e inadecuado decirle: tranquilízate, relájate, no te pongas así, o frases similares.
La persona que padece un ataque de pánico o que sufre un estado ansiedad generalizada, no lo hace por que quiera, por que no tenga suficiente autocontrol. Esa persona esta inmerso en unos síntomas muy invalidantes que no puede controlar a través de la voluntad, como tampoco se puede bajar la fiebre con el simple deseo de hacerlo.
Es fácil confundir ansiedad con reacciones de inquietud o excitación ante eventos vitales mas o menos importantes. Pero esa confusión puede constarnos cara, ya que la ansiedad precisa un tratamiento farmacológico combinado, mientras que la reacción ante el estrés, lo primero que precisa es identificar al factor estresor y modificarlo o modularlo. Por eso quizá se hayan disparado las estadísticas que hablan del “espectro ansioso”.
El peligro político
La vida actual ciertamente es ansiógena, pero no creo que sea mas que lo que ocurría en la edad media con los señores feudales o a principios del siglo XX con la gran recesión. Lo que sí es diferente es la sensibilidad social ante el problema, al existencia de una mayor divulgación sanitaria y sobre todo el mayor conocimiento de como funciona el cerebro humano.
Lo peligroso es que los gestores políticos hablen de las causas de los trastornos psiquiátricos centrando su atención casi exclusivamente en los factores socioeconómicos, y no donde realmente están; en nuestro sistema nervioso, en la genética y en el aprendizaje durante las primeras etapas de la vida.
Las nuevas proposiciones de ley que están llegando al Congreso, y la publicidad tan intensa sobre los problemas de salud mental que estamos viendo en los canales informativos pueden ser contraproducentes. Primero por que fijan el objetivo en un lugar inadecuado (lo económico-social-político); en segundo lugar, por extender la prevención en salud mental de forma indiscriminada “psiquiatrizando” la existencia.
A este paso, y con el protagonismo mediático que está teniendo la salud mental, todos acabaremos teniendo un problema de este tipo. Nadie será sano mentalmente hablando. Una vez mas estamos pasando de extremo a extremo, lo malo es que por ahora solo son fuegos de artificio, pero planes preventivos y terapéuticos con sustento económico, de eso, nada de nada.
Dr. Jose Carlos Fuertes Rocañin. Médico psiquiatra.