¿Existen las varices en la pelvis?
Las varices están comúnmente asociadas a las piernas, aunque también pueden desarrollarse en otros territorios del cuerpo como la pelvis o la región genital. La insuficiencia venosa pélvica también conocida como Síndrome de Congestión Pélvica consiste en la formación de varices en la pelvis que, a su vez, pueden desarrollar varices en la región genital y en las piernas.
La principal causa del Síndrome de Congestión Pélvica son los embarazos debido a los cambios anatómicos y hormonales que producen la dilatación de las venas de la pelvis generando varices pélvicas y/o en las piernas. Sin embargo, también es muy común el desarrollo de varices vulvares, que habitualmente desaparecen tras el parto. Las varices en la pelvis también son propensas a desarrollar episodios de trombosis e incluso con riesgo de producir un tromboembolismo pulmonar que es una condición grave que supone un riesgo vital. Otra de las causas de las varices pélvicas son las compresiones venosas, como el Síndrome de Nutcracker (compresión de la vena renal izquierda) y el Síndrome de May-Thurner (compresión de la vena ilíaca izquierda), que dificultan el retorno venoso favoreciendo el desarrollo de un Síndrome de Congestión Pélvica secundario.
Su principal síntoma es el dolor pélvico crónico de más 6 meses de evolución, aunque también pueden desarrollarse otros signos y síntomas como son el dolor durante o después de las relaciones sexuales, alteraciones en la micción, menstruaciones excesivamente dolorosas, dolor o pesadez en las piernas, varices en la región genital o en las piernas, presencia de sangre en la orina y dolor lumbar.
El Síndrome de Congestión Pélvica es una enfermedad infradiagnosticada. Al tratarse de una enfermedad compleja, las pacientes suelen acudir a múltiples servicios, como urología, ginecología y psiquiatría, entre otros. Ante la presencia de dolor pélvico crónico se debe sospechar de varices pélvicas como posible causa, siendo importante derivar a una unidad de patología vascular para estudio y tratamiento. En algunos casos, los pacientes acuden tras un hallazgo encontrado en una prueba de imagen como Angio-TAC o Angio-RMN.
El diagnóstico de esta patología se realiza en consulta mediante la exploración física y la realización de un Eco-Doppler abdominal y transvaginal, estudios inocuos que nos aportan una valiosa información de las venas afectadas. Sin embargo, la confirmación diagnóstica se realiza mediante flebografía pélvica, prueba que nos permite realizar el tratamiento en el mismo acto.
El tratamiento del Síndrome de Congestión Pélvica consiste en la embolización, es decir, en la oclusión de todas las venas patológicas. Mediante una punción por la vena del brazo, se navega hasta la pelvis para estudiar las venas del abdomen y de la pelvis, a su vez permite tratar aquellas que estén insuficientes. Si el Síndrome de Congestión Pélvica es secundario a una compresión venosa, como en el caso del Síndrome de May-Thurner y Nutcracker, el tratamiento consiste en el implante de un stent en la vena ilíaca o vena renal izquierda para favorecer la circulación de retorno. Tras el tratamiento, se debe acudir a revisiones periódicas médicas y ecográficas para evaluar la evolución de los signos y síntomas de esta patología.