No es posible vivir sin cerebro y es posible la cirugía de cataratas sin dolor
La Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) ya lo ha dejado claro: no existe vida si el cerebro está muerto. Todo surge al hilo de la noticia de un joven inglés que despertó de un estado de coma y al que erróneamente se le describió como un paciente en muerte cerebral. No es posible vivir sin cerebro. Según la sociedad científica, el coma y la muerte cerebral no son sinónimos, por lo que hay que tener bien clara esta diferencia, afirman. En un estado de coma, el cerebro está funcionando al mínimo, pero en una muerte cerebral no hay ninguna función cerebral.
El diario británico Dayle Mail en su titular aseguraba que el chico de 28 años, que había recibido una brutal paliza en una noche de fiesta, había sido diagnosticado con muerte cerebral y "se despertó justo cuando su soporte vital estaba a punto de ser desconectado”. El tabloide explicaba que seguía gravemente discapacitado mental y físicamente y que necesitaría atención para el resto de su vida. Tras esta publicación, y, para despejar dudas sobre el concepto de muerte cerebral, el Grupo de Trabajo de Neurointensivismo y Trauma de la SEMICYUC ha elaborado una serie de preguntas y respuestas breves que explican en qué consiste la muerte cerebral y su relación con el coma "cuyo desconocimiento suele ser el origen de controversias de este tipo", han indicado.
Ya es posible realizar una cirugía de cataratas sin hospitalización ni dolor. Esta innovación médica se lleva a cabo en la Unidad de Oftalmología del Hospital Covadonga de Gijón. La anestesia en gotas y ultrasonidos, sin pinchazos. Sin dolor. Reduciendo el tiempo de la intervención y acortando la recuperación. El oftalmólogo Jorge Lorenzo Rabanal, coordinador de la unidad, afirma que a las 24 horas el paciente ya ve mejor que antes y la recuperación es muy cómoda porque, al margen de usar colirios y no poder tocarse el ojo, puede hacer una vida absolutamente normal.
De Gijón nos vamos a un pequeño estado en la región de los grandes lagos en África Oriental, Burundi, donde numerosos equipos médicos están realizando una labor extraordinaria. Especialistas de pediatría, ginecología, cardiología, oftalmología, otorrinolaringología, cirugía reparadora y estética, cirugía maxilofacial o dermatólogos, están salvando vidas y/o alargando vidas en uno de los lugares más pobres del mundo. Ayudando para que ninguna mujer muera durante el parto y a un número muy elevado de niños con problemas de todo tipo. Malaria, enfermedades respiratorias, enfermedad por el virus del Ébola. Niños con terribles quemaduras, con úlceras enormes que producen cicatrices desfigurantes y debilitantes, originadas por una bacteria, el Treponema pallidum, enfermedad tropical denominada PIAN, entre otras muchas patologías. Pacientes adultos en diálisis por insuficiencia renal, con malformaciones, traumatismos, afectaciones óseas e incluso cáncer.
Misión humanitaria de prestigiosos cirujanos y médicos españoles que se desplazan a Burundi para operar de forma altruista como es el caso de los doctores César Casado, Francisco Vidal-Barraquer, Inmaculada Gómez Arrayás, Pedro Clarós, Marta Conde, Francisco López Muñoz, Ricardo Ruíz, Diego González Rivas, entre otros muchos, o María Antonia Jiménez Romero, licenciada en Farmacia, cuyo papel destacado es mejorar las condiciones de vida de la infancia más vulnerable. Asimismo, numerosos hospitales españoles colaboran en la provisión de medicamentos y equipamientos médicos que ayudan a modernizar la asistencia clínica. Una tarea colectiva excepcional al servicio de los más necesitados.