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La manta plagada de chinches y los duendecillos del cielo azul

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Recientemente tuvo lugar en un edificio de A Coruña una plaga de repugnantes insectos como son las chinches. Se colaron en varias viviendas cuyos inquilinos no sabían dónde meterse. La culpa, uno de los pisos totalmente infestado por estos bichitos de color marrón rojizo que se alimentan de la sangre de las personas. Los muy puñeteros.

Los vecinos llenos de ronchas y picaduras hasta que uno de ellos vio una manta colgada en el patio completamente poblada de chinches. Las empresas de fumigación no daban abasto. Y a mí, me pica todo el cuerpo mientras escribo este fonendo…

Para tranquilizarlos, un dermatólogo del hospital de A Coruña, el doctor Eduardo Fonseca, resaltaba que el problema de las chinches es universal y que en Nueva York lo padecen en los hoteles, incluso en los hoteles de lujo. Ahora eso sí, el facultativo para calmar al vecindario un poquito más, hacía mención a que si no se eliminan los parásitos les iban a seguir picando. Conociendo como estos diminutos hemípteros son especialmente activos por la noche succionando la sangre cuando la persona está dormida, ¡Nom me meto na cama!

Otro caso hecho público no hace mucho ha sido el posible caso de virus de Marburgo de una mujer procedente de Guinea Ecuatorial. Llegó a Cantabria con fiebre, vómitos, cefaleas y síntomas compatibles con la enfermedad.

Enseguida se puso en marcha el protocolo de enfermedades hemorrágicas por parte de la Consejería de Salud de la Comunidad cántabra.

Afortunadamente, el Ministerio de Sanidad descartó la presencia de virus de Marburgo en la paciente sospechosa. Los resultados de la PCR practicada a la paciente habían sido negativos.

Según los datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 13 de febrero y 1 de mayo se registraron 17 casos confirmados en laboratorio, además de 23 casos posibles. Similar al ébola, este virus puede provocar fiebres hemorrágicas graves y, en algunos casos, causar la muerte del paciente infectado.

Cambiando de tercio, les cuento ahora algo sobre unos pequeños seres visuales, que no son ni bichitos ni virus. Cuando fijamos la mirada en un cielo despejado y azul, solemos ver puntos blancos de luz que se mueven cuando intentamos enfocarlos. Los expertos denominan al fenómeno como entóptico del campo azul; una maravilla biológica de juego de luces y sombras. ¿Y esto qué es? Pues parece ser que estos puntos son generados por los glóbulos blancos que fluyen a través de los vasos sanguíneos sobre la retina, parte del ojo que capta la luz. A medida que los glóbulos rojos absorben la luz azul, los blancos permiten que esta llegue a la retina, enviando señales de brillo al cerebro.

La velocidad de estos puntos está sincronizada con el pulso, acelerándose al ritmo del corazón. Acompañados de colas oscuras, que son acumulaciones de glóbulos rojos, estos pequeños seres visuales, descritos como "duendecillos del cielo azul", desaparecen en segundos y son parte normal de la función ocular. No teman, no es motivo de preocupación. Es un proceso natural y normal cuando existen las condiciones necesarias para ello.

No obstante, los oftalmólogos advierten la importancia de diferenciar este fenómeno entóptico de campo azul con las moscas voladoras o destellos, que sí son problemas oculares más serios.

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