Puig provoca a Oltra para aprovechar el efecto Moncloa
Los dos socios principales del Botànic están indignados, pero uno más que otro. El PSPV por las críticas públicas de Mónica Oltra, y Compromís por los dos hechos que han motivado esas críticas y su evidente intención política.
Porque para los naranjas está más que claro: arrebatarle de facto las competencias de violencia de género a la vicepresidenta anunciando una comisaría específica y pionera sin su presencia es una clara provocación. Y más habiéndolo hecho la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, a la que no se le puede suponer de ninguna de las maneras falta de entendimiento con el presidente. Es decir, no fue un descuido.
Pero donde la cosa ya se pasa de castaño oscuro es con el voto del conseller Vicent Soler -su otro ariete en el Consell- a favor de la relajación del déficit de las autonomías (lo que redundará en un mayor endeudamiento aún) a cambio de la condonación de la mayor parte de la deuda de la Marina de Valencia. El entorno de Oltra asegura que el cambio de postura de Soler respecto de la anterior reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera se le comunicó a la vicepresidenta por whatssapp una vez emitido el voto.
Malas las formas -que los socialistas niegan fueran ésas- y peor el contenido, porque para los nacionalistas -y para la oposición- supone un lavado de cara de Puig a Sánchez aparcando la reivindicación de la reforma de la financiación autonómica en la que Compromís va a continuar en el Congreso, que es quien tiene que convalidar estos acuerdos del CPFF. De hecho un compromisario de peso, el alcalde Joan Ribó, ya ha empezado a reclamar al Gobierno que no pague sólo una parte de la deuda de la Marina, sino toda. Un buen argumento para rebajar las alharacas por la condonación y los rapidísimos retuits de festejo de la portavoz municipal socialista Sandra Gómez.
Hay un tercer detalle a tener en cuenta en esta semana de Botànic-Carnívor: la respuesta de Gabriela Bravo a Mónica Oltra tras criticar ésta que su compañera de Consell no conozca sus competencias y las de los demás. Bravo contestó que su trayectoria como jurista y su “compromiso político están ahí para quien quiera medir mi conocimiento de la ley y mis convicciones”. El empleo del uso “medir” sugiere comparación, a ver quién sabe más de leyes, a ver qué te has creído.
Así las cosas, la interpretación política extendida es la de que Puig quiere provocar a Oltra buscando o creando excusas “como sea” para convocar elecciones autonómicas anticipadas, que a ella no le interesan nada. La clave está en el efecto Moncloa. La política gestual de Pedro Sánchez ahora suma, como hemos visto en el primer e increíble CIS de José Félix Tezanos, pero después de unos meses más, con la debilidad parlamentaria socialista en el Congreso, se presume que restará a cualquier sigla socialista. En cualquier convocatoria electoral.