Polémica por el 600 aniversario: La Generalitat olvida 180 años de historia

El Molt Honorable president de la Generalitat, el señor Ximo Puig, acaba de dar a conocer lo que, según sus propias palabras, es la nueva imagen de la Generalitat, y no duda en afirmar que aúna “limpieza, fortaleza y memoria”, para añadir que esa nueva imagen dialoga con “la estética y las formas de comunicación del presente”, al tiempo que “recoge el pasado”. Para culminar su declaración con lo que, a mi juicio, constituye una desafortunada afirmación al señalar que “es la superación de la barrera de la herencia”.

Y resulta evidente que cuando se considera una barrera a la herencia histórica de la que, por el contrario, debería sentir un profundo orgullo, se corre el riesgo de cometer acciones que desmerecen esa historia, cuando no la menguan. No se puede aspirar a colocar una institución a la altura del siglo XXI ignorando un pasado histórico con fidelidad a su propia realidad e incluso desdibujándola en quimeras basadas en falsedades y manipulaciones que responden a proyectos ahistóricos que el pueblo valenciano ha rechazado siempre de manera inequívoca.

El molt honorable president debería de saber que resulta poco edificante hablar, como él lo ha hecho, de 600 años de historia. En las cuestiones de estética se podrá tener una opinión u otra, pero en lo que se refiere a la propia identidad valenciana no se puede actuar sin calibrar la repercusión de una actuación. Al hablar de 600 años se nos remonta a 1418, al siglo XV, a la época de Pere IV El Ceremoniós, y el señor president debe saber que el Reino de Valencia, el reino cristiano se remonta a 1238 con la conquista de Jaume I El Conqueridor.

La actual Comunidad Valenciana, el histórico Reino de Valencia, tiene su origen en aquel 1238. Las instituciones del Reino de Valencia son el conjunto de leyes e instituciones propias que rigieron el Reino de Valencia hasta su desaparición, en 1707, como consecuencia de los Decretos de Nueva Planta de Felipe V en la Guerra de Sucesión Española. Es decir, Els Furs, les Corts, La Diputació del General o Generalitat, el Consell.. etc.

¿A qué viene hablar del 600 aniversario de la Generalitat Valenciana ?

Nuestro Reino cuenta con 780 años de historia, casi ocho siglos. Resulta arbitrario hablar de 1418 cuando, si bien es cierto que quedó configurada la Generalitat y se convirtió en un órgano permanente, también hubo Cortes en 1271, 1302,1336, las comisiones nombradas por las Cortes de 1329 y 1342-43 para recaudar el donativo aprobado en las mismas y que se disolvieran una vez cumplida esta misión.

Resulta arbitrario hablar de 1418 cuando, si bien es cierto que quedó configurada la Generalitat y se convirtió en un órgano permanente, también hubo Cortes en 1271, 1302,1336...

En las Cortes de 1362 y siguientes se aprobó el impuesto de las generalidades, cuya denominación se debe “así por cobrarse general e indistintamente de todos como por imponerse por todo el Reino”. Para la administración del nuevo impuesto, que viene a substituir al tradicional donativo, las Cortes nombran una comisión de las mismas. Por eso algunos historiadores sitúan en esa fecha, 1362-1364, el nacimiento de la Diputación General, aunque su estructura administrativa no quedará fijada hasta 1404, todavía con carácter temporal, y sólo a partir de 1418 se convierte en una institución permanente —que será objeto de diversas reformas en 1419, 1439, 1510,..

Todavía es objeto de debate cuando se celebraron las primeras Corts, que algunos historiadores retrasan hasta 1283. Según Antoni Furió, se debe fijar en 1261, cuando Jaime I reunió en Valencia a los tres braços para aprobar la extensión a todo el reino del código legal de la ciudad, el Costum, a partir de entonces llamado Furs. Su antecedente más remoto se sitúa en 1239, un año después de la conquista de Valencia, cuando se reunió una asamblea de nobles, obispos y ciutadans en la que se aprobó El Costum.

En las Corts de 1261, el rey Jaime I instauró para sus sucesores la obligación de celebrar Corts generals en Valencia a primeros de cada reinado, nada más haber llegado a la ciudad. Esta norma se reiteró en otras Cortes en 1271, celebradas también por Jaime I, y, más tarde, por su hijo Pedro II El Grande, que acotó la convocatoria de las Cortes al primer mes de cada reinado. En 1302, Jaime II estableció la obligatoriedad de su celebración cada tres años. Más tarde, Pedro el Ceremonioso, en las Cortes de Valencia de 1336, confirmó esta celebración trienal, precisando que se tenía que hacer por el día de Todos los Santos (1 de noviembre).

Ciertamente hubiese sido más acertado que el señor Puig, ante las dudas sobre la oportunidad de este cambio en la simbología y un aniversario que introduce equívocos no deseados, hubiera renunciado a este innecesario aniversario por su evidente falta de rigor histórico.

Cabe concluir que ni se trata de un cambio que introduzca limpieza, ni menos fortaleza y en ningún caso memoria. Más bien al contrario ¿Qué se pretende con todo esto?

(*) Ex presidente honorífico de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV)