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Boateng acerca la permanencia en otro memorable último suspiro

Boateng. Levanteud.com

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Carlos Botey

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Lo cierto es que el conjunto malaguista - tal vez, al calor de los suculentos maletines que desde La Coruña podían llegar - ofreció una de sus mejores caras dentro del nefasto curso que está llevando a cabo. Rosales; Rolán, y especialmente y con mayor peligro, Chory Castro ponían en jaque a un sistema defensivo granota que únicamente conseguiría salir indemne de estos primeros 45 minutos al sumársele a la ya mítica falta de puntería malagueña durante el ejercicio - tan sólo 20 dianas en 33 partidos -, un par de intervenciones meritorias del siempre atento Oier.

Como poco o nada relevante cabría calificar el bagaje ofensivo de los granota durante un primer periodo en el cual tanto Ivi como Morales, con una imprecisión tras otra, eran incapaces de hilvanar acciones de peligro en las oportunidades en las que se podía otear el borde del área rival.

El propósito de cambio del decorado - aunque escaso de orden por momentos- existió por parte de los de Paco López tras el paso por los vestuarios. La simple voluntad de presionar la salida del balón visitante propició, por fin, acercamientos reseñables al marco defendido por Roberto. Primero Campaña mediante un disparo envenenado desde fuera del área; más tarde Roger no acertando a materializar una buena asistencia de Boateng; y finalmente el propio José Campaña, por medio de un saque de esquina que el atacante en tareas defensivas Ideye acabaría por impulsar a su propio travesaño, lograban generalizar el presagio de que la resistencia andaluza estaba cercana a ceder.

Sin embargo, el hecho de apelar a la épica constituye ya todo un hábito para el Levante UD desde que Paco López - 13 puntos de 18 posibles le avalan - se hiciera cargo de las riendas del banquillo. Y así fue como, superados unos minutos marcados por el temor de ambos equipos al riesgo y las constantes pérdidas de tiempo del Málaga, Coke Andújar - el hombre con más temple en esta clase de situaciones - habilitó sobre la línea de fondo al recién ingresado en el terreno de juego Sasa Lukic, para que el perfecto pase de la muerte de éste lo remachara en boca de gol Emmanuel Boateng en el minuto ¡93!.

Justo premio al esfuerzo del abnegado delantero ghanés - forzó para ser de la partida pese a su fractura de pómulo -, así como antesala de la situación de contrastes que Orriols viviría en segundos: los jugadores del Málaga maldecían su suerte tendidos sobre el césped al confirmarse su descenso matemático; mientras la monumental piña de los granotas daba ya, prácticamente, pistoletazo de salida a las celebraciones por la tan ansiada salvación.

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