La antigua Fe tendrá camas para pacientes con Covid en una zona con amianto
El Consell anunció que en diez días la antigua Fe tendría 76 camas para pacientes infectados por coronavirus. Han pasado ya 25 días y el espacio sigue sin estar habilitado.
La antigua ciudad sanitaria La Fe, en el barrio de Campanar de Valencia, murió tras diversos informes que ponían de relieve que los edificios contenían materiales tóxicos peligrosos para la salud además de problemas estructurales. El gobierno entonces de Alberto Fabra decidió su demolición por 19 millones. La primera decisión tomada por la socialista Carmen Montón fue resucitar el hospital. El Gobierno del Botànic I, en su primera ocasión, acordó renunciar al proyecto y por lo tanto al contrato a instancias de la entonces consellera de Sanitat.
Transcurridos cinco años, el anunciado macro proyecto sanitario, en los 20.000 metros cuadrados bautizado como Espai Sanitari Ernest Lluch, sigue pendiente. Tan solo se ha abierto un punto de atención sanitaria de 24 horas salud muy lejos de coincidir con las previsiones de la espléndida maqueta que la actual representante española en la OEA sacó en tiempo récord. Una infraestructura con notables problemas debido a que se ejecutó en la zona del antiguo mortuorio, sobre una acequia, que produce malos olores, tal como denuncia reiteradamente los sindicatos. El centro de atención recibió el cuño desfavorable en los informes de Ingeniería y urbanísticos de final de obras y que el servicio de licencias del ayuntamiento remitió a finales de 2019 a la Conselleria de Sanidad.
El resto de los edificios de ladrillo caravista de la antigua Fe, que se inauguró en 1968, siguen a la espera de demolerse para dar lugar al concurso de ideas que ganó el arquitecto valenciano Ignacio Carbonell, familia de una estirpe de catedráticos y profesores en la Facultad de Medicina de Valencia.
Obras de "desamiantado"
En octubre de 2018 empezó la primera fase del "desamiantado" en el edificio de rehabilitación una actuación que consiste en la eliminación del bajo forjado de bovedillas de fibrocemento existentes en los forjados del edificio tal como se informaba en aquellas fechas. La segunda fase debería arrancar en dos meses, en junio, si las condiciones laborales lo permiten, para terminar el edificio central y el materno infantil.
Tras la declaración del estado de alarma por la pandemia del Covid, el gobierno valenciano proclamó la ampliación de la red de instalaciones sanitarias con el montaje de tres hospitales de campaña en las capitales de la Comunitat y la rehabilitación de la que fue escuela de enfermería de la antigua Fe donde está previsto que albergue 72 camas pudiendo llegar a más de 170.
El gobierno valenciano se comprometió a que las obras estarían acabadas en tiempo récord, diez días. Para ello la empresa pública Tragsa había previsto tres turnos de trabajo a partir del día 17 de marzo. Han pasado tres semanas y no se han abierto las puertas.
Tuberías de plomo
El optimismo en las fecha se ha topado con la realidad de una reforma muy compleja, en unas instalaciones obsoletas y con serios problemas sanitarios. El día 31, según ha podido saber ESdiario, se realizó un barrido y desinfección de los sistemas de abastecimiento de agua potable contra la legionella. Además se han quitado algunas tuberías que eran de plomo. Salud pública ha solicitado certificados de control del suministro de agua por el riesgo a la legionella.
En los informes que obligaron al desalojo de la antigua Fe figuran que existe amianto en las dependencias de la escuela de enfermería, no sólo en la estructura sino, además, en algunas bajantes son de fibrocemento, según fuentes de la propia conselleria. Y de hecho el "desamiantado" de ese edificio antes de su posterior derribo, estaba previsto para la tercera fase. Pero esos problemas de amianto y de la existencia de la bacteria legionella pneumophila en las instalaciones de agua no ha impedido que Sanidad mantenga su anuncio de instalar camas para enfermos por Covid.
Con todo, la iniciativa del presidente Ximo Puig de ampliar la bolsa de camas hospitalarias para infectados por el coronavirus sigue pendiente en La Fe aunque no faltan voces que ponga en cuestión la oportunidad por precisamente motivos sanitarios.