La fascinante fábrica de cemento en la que vive el arquitecto Ricardo Bofill
Si damos un paseo por la casa en la que vive Ricardo Bofill a las afueras de Barcelona, podemos concluir que con talento, cualquier espacio puede ser adaptado a cualquier necesidad
Si damos un paseo por La Fábrica, la casa en la que vive el arquitecto Ricardo Bofill en Sant Just Desvern, a las afueras de Barcelona, podemos concluir que con talento, cualquier espacio puede ser adaptado para cualquier necesidad.
Se trata de una antigua fábrica de de cemento de principios del siglo XX que estaba abandonada desde los años 70 que ha sido convertida en una vivienda inmensa y sencilla al mismo tiempo, que es a la vez piso, estudio y centro de conferencias.
Según ha explicado el propio arquitecto, se enamoró del espacio en 1973 y adquirió los terrenos y el conglomerado industrial en ruinas. Tuvo que derribar el 60 por ciento del espacio original, acabar con la mayoría de los 30 silos existentes y pasar por encima de los 4.000 metros de túneles subterráneos
El resultado rinde homenaje al más puro estilo industrial en toda su magnitud con techos de hasta 10 metros de altura, impresionantes jardines y una decoración minimalista.
Las naves internas de la antigua fábrica se convirtieron en La Catedral, un salón inmenso que es a la vez centro de reuniones y conferencias, mientras que los silos se han adaptado como despachos verticales en cuatro pisos diferentes.
Para el célebre arquitecto aquí el concepto tradicional de vivienda habitual varía ya que se ha organizado de acuerdo a “actividades mentales y psicológicas más que atendiendo a la funcionalidad de una casa típica”, lo que la convierte en una obra maestra a nivel mundial.
El edificio cuenta con numerosos elementos surrealistas tales como estructuras arquitectónicas intencionadamente desproporcionadas o escaleras que llevan a ninguna parte
El espacio dedicado a vivienda también respeta materiales y estilo, pero no por ello deja de ser cómodo y muy luminoso