5 playas muy escondidas por si este verano podemos bañarnos
Aguas cristalinas y poca civilización alrededor para sentirte un Robinson Crusoe
Soñamos con poder salir a la calle y con un verano de sol y playa, que no sabemos todavía cómo se va a organizar. Por si se diera el caso de que finalmente tengamos la oportunidad de darnos un chapuzón en el mar, te ofrecemos cinco playas muy poco conocidas en las que mantener la distancia social no es ningún problema porque apenas hay gente. No es fácil compartir estos lugares secretos, pero por una vez y sin que sirva de precedente, aquí te los dejamos:
Coll baix, Mallorca
Empezamos por esta cala de arena blanca, casi virgen , situada a unos 7 kilómetros de Alcúdia. Tiene un acceso complicado entre acantilados y matorrales que te llevará una media hora y eso la hace ideal para quienes huyen de las aglomeraciones. Por supuesto no tiene ni chiringuitos ni ningún otro servicio, así que vete con una buena provisión de agua para hidratarte porque una vez allí no vas a poder estar yendo y viniendo. No es aconsejable para niños.
Playa de Aramal, Cantabria
Situada muy cerca de la localidad de Pechón, dicen los que la conocen que es una de las playas más bonitas de España en la que podrás disfrutar de su arena y de las refrescantes aguas del mar Cantábrico sin que nadie te invada la toalla. Como todas las que te traemos aquí, su acceso es complicado y requiere buen calzado y una dosis aceptable de agilidad.
Cala Estreta, Gerona
La situamos a unos 30 minutos andando desde la playa de Es Castell en Palamós, en plena Costa Brava. Uno de los elementos que la hacen tan atractiva es la ausencia de construcciones de ningún tipo en sus inmediaciones, y aunque es verdad que cada vez la conoce más gente no vas a tener problema en mantener las distancias con el resto de los bañistas. Está dividida en dos partes por un conjunto de rocas, siendo la parte estrecha la menos concurrida.
Playa del Molino de Papel, Málaga
Situada en el término municipal de Nerja, no es fácil encontrar esta playa por lo poco señalizada que está, pero ahí es precisamente donde reside su encanto porque evita su masificación. Es una playa de piedras, así que es imprescindible llevar un calzado adecuado si no quieres hacerte polvo los pies. Por lo demás, el paisaje es precioso y la tranquilidad está garantizada.
Cala Llentia, Ibiza
Aunque parezca mentira, en la súper poblada costa Ibicenca todavía hay pequeñas calas que son un remanso de paz. Una de ellas es Cala Llentia, una playita de apenas 30 metros de rocas situada muy cerca de la famosa Cala Compte, a la que, en principio, solo se puede acceder por mar pero que con un poco de habilidad, puedes hacer tuya bajando por el acantilado con mucho cuidado y un tanto de pericia. La recompensa es que es muy probable que estés completamente solo. Está muy protegida por altas paredes de acantilados así que si te animas, no te olvides de tu snorkel con el que podrás disfrutar de su fondo marino lleno de posidonia