Rout-E, viaja en moto eléctrica por la naturaleza del “Portugal vacío”
Un viaje en moto eléctrica desde la aldea histórica de Marialva al corazón de la Serra da Estrela, para no dejar huella en este paisaje cambiante de bosques de alcornoque y valles glaciares
Comunidades de montaña, villas medievales y yacimientos arqueológicos. Recorrido sostenible por la Región del Centro de Portugal desde el valle del Duero a la Serra da Estrela
Desde la aldea histórica de Marialva al corazón de la Serra da Estrela. Viajamos en moto eléctrica para no dejar ni huella en este paisaje cambiante de bosques de alcornoque, de valles glaciares y las montañas más elevadas del país. Aquí, en la Región del Centro de Portugal, el turista se desvanece y sólo prevalece el viajero responsable y decidido a explorar uno de los territorios más desconocidos y solitarios del país luso.
En las aldeas de montaña se conservan oficios antiguos mientras se crean espacios de diseño y coworking; en la confluencia entre el río Duero y el Coa se encuentra la mayor colección de arte rupestre del paleolítico al aire libre y en estos edificios históricos buscamos el mejor alojamiento para desaparecer en mitad de la naturaleza. Y para probar la gastronomía del lugar. Lo del slow food aquí, nunca ha sido una novedad.
“A todo voltaje”
¿Por qué en moto eléctrica? “El proyecto Rout-E pretende sacar al visitante de su zona de confort, proporcionando una experiencia diferente para concienciar a un turista más responsable y crear así memorias de viaje enriquecedoras que promuevan la reducción de la huella ambiental”. Así describen los representantes de Turismo de Portugal este itinerario ecológico pensado para descubrir la esencia de la Región del Centro sin malos humos. Esta iniciativa forma parte del plan “Turismo + Sustentável 20-23” que promueve 70 proyectos diferentes para estimular el turismo en zonas deshabitadas e involucrar a las comunidades locales.
Nos olvidamos de las autopistas, del tráfico, del ruido y hasta de la gasolina para conectarnos a los puntos de carga y circular en silencio por las carreteras y caminos rurales que nos guían por esta ruta motorizada en cuatro etapas.
Una joya medieval
Entre la cuenca del Duero, Coimbra y la frontera con Salamanca, se ubica la comunidad de Beiras y Serra da Estrela; Nuestro destino dentro de la gran Región del Centro de Portugal. Aquí, en este territorio de 6.300 km2 viven 37 personas por km2. En otras palabras. Una de esas zonas “vacías” que tienen mucho por descubrir.
Marialva es la primera prueba y punto de partida de este viaje. Es esta una de las “aldeias históricas” de Portugal, que se aferra a lo alto de un macizo rocoso como atalaya y enclave estratégico para la tribu lusitana de los aravos, los romanos, los visigodos y los árabes. En la Edad Media (s. XII) se construyó el castillo que aún se conserva integrado entre los peñascos de granito, con sus murallas y su torre del homenaje. Pero si hablamos de homenaje, hablaremos de las Casas do Côro, un pequeño complejo rural que forma parte de la ciudadela, perfecto para alojarse en sus casitas de piedra y probar la gastronomía beiriana con vinos propios de la casa.
Marialva es una joya medieval que sobresale en el paisaje ondulado de la Beira Interior, surcado por la carretera N324, que nos conduce rumbo norte hacia el valle del Duero. Dejamos atrás campos de almendros y pueblos tranquilos como Mêda para llegar a nuestra segunda parada: el Parque Arqueológico del Valle del Côa.
Arte paleolítico invisible
“Los grabados del valle del Côa son la mayor colección de arte rupestre del paleolítico al aire libre del mundo”. Son palabras de Mario Reis, responsable de prospección e inventario del Parque Arqueológico del Valle del Côa.
Como la proa de un barco de hormigón, se asoma desde la ladera el edificio del museo del sitio para contemplar la confluencia de los ríos Coa y Duero. Estos crean una garganta con forma de “y” rodeada de laderas de viñedo, de pizarra y granito donde se esconden miles de grabados en la roca. Dibujos de caballos, de bóvidos y de otras figuras animales, humanas y abstractas, fueron realizados aquí entre el 22000 y el 10000 a. C. En 1998 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1998.
A través de la visita al museo, inaugurado en 2010, se toma conciencia del sitio arqueológico y las representaciones artísticas en el paleolítico antes de descubrirlo.
“Estos grabados no son como los de Altamira. No se ven a simple vista”, comenta Mario Reis, rumbo al sitio arqueológico. La localidad de Castelo Melhor es uno de los puntos donde parten las rutas en 4x4 para descender al valle y observar los grabados. Penascosa, Canada do Inferno, Ribeira de Piscos y Fariseu son los cuatro yacimientos para hacerlo. ¿Para descubrirlos? “Requiere un esfuerzo”, añade el arqueólogo mientras nos muestra la cantidad de grabados en las paredes de esquisto y en las rocas, invisibles a simple vista si no se presta atención.
Retomamos la moto eléctrica y la carretera, en este caso la N322, para conducir rumbo sur hacia Castelo Rodrigo para hacer una parada en esta villa medieval y alojarnos en Casa da Cisterna, un coqueto hotel rural ideal para familias.
Videmonte y las pasarelas de Mondego
El paisaje monótono del montado se rebela a medida que nos acercamos a la Serra da Estrela pasando por las poblaciones de Pera do Moço y Guarda siguiendo la N221. Antes de llegar a Videmonte este recorrido motorizado nos regala la estampa de las pasarelas de Mondego. Contemplamos este sendero de madera que sigue el curso del río homónimo para cruzar puentes colgantes y toboganes en un recorrido de 12 kilómetros de vértigo.
La aldeia de montanha de Videmonte se encuentra en lo alto de la ladera y en la puerta de entrada de la Serra da Estrela. Este pueblo de menos de 500 habitantes quiere atraer a un viajero conectado y responsable al crear espacios de coworking para teletrabajar y alojamiento gratuito para aquellos que quieran aportar algo a la comunidad. También conservan antiguos oficios como el de las panaderas que continúan trabajando en horno de leña.
Belmonte, en la Serra da Esperança, es nuestra siguiente parada al final de un recorrido de montaña y de bosque frondoso cargado de curvas que hacen las delicias de los amantes de las motos. ¿Dónde dormir? En Pousada Convento de Belmonte. Este hotel se ubica en el antiguo monasterio que, además de conservar vestigios y documentos milenarios, cuenta con un claustro, la estructura original del edificio del siglo XIII y 24 habitaciones con vistas a la serranía.
Valles glaciares y el techo de Portugal
Manteigas es el epicentro del Parque Natural de la Serra da Estrela. Entramos en la mayor cordillera de Portugal que conforma un entorno protegido de 88850 hectáreas de valles glaciares, bosques profundos de pino y roble negro y carreteras sinuosas con las que los moteros sueñan despiertos.
En Manteigas (2.900 habitantes) descubrimos Burel Factory, un referente en la industria de la lana portuguesa desde 1947; y en el Valle de Zêzere, una ruta panorámica creada por la erosión glaciar durante 20.000 años. Nos conduce hasta Torre, pasando por cascadas, lagunas y formaciones de granito que parecen brotar de la maleza. Torre es el único centro de esquí del país y punto más elevado de Portugal, ubicado 1993 metros de altitud. Ahora se convierte en paraíso para la mountain bike, para el senderismo y otras tantas actividades al aire libre.
En la ciudad universitaria de Covilhã encontramos el final de esta aventura sobre dos ruedas por las Beiras y Serra da Estrela. O el inicio de la siguiente. Todo dependerá del tiempo y aquí, en la Región del Centro de Portugal, pasa muy despacio.
¿Dónde alquilar moto eléctrica?
El proyecto RoutE está desarrollado por Turismo de Portugal en colaboración con Zero Motorcycles. Estas motos eléctricas se pueden alquilar a través de Hertz en diferentes centros en Lisboa, Oporto y el Algarve. El motorista cuenta con diferentes puntos de carga para este recorrido en Belmonte, Fundão, Covilhã, Manteigas, Mêda, Pinhel, Castelo Branco o Guarda.