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Al PSOE andaluz sólo le queda el victimismo para afrontar su etapa más oscura

Los socialistas no pueden escaparse de lucir, junto al puño y la rosa, la marca de la corrupción tras el ingreso en prisión de los condenados por los ERE, de cara a un año decisivo electoral

Pedro Sánchez abraza a Espadas en la campaña de las elecciones autonomómicas.

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Ha sido larga la espera para que los andaluces hayan podido ver a los responsables del PSOE pagar por su gestión corrupta en la Junta de Andalucía. Diez años de investigación judicial que han concluido con cuatro exconsejeros, un exviceconsejero y un exdirector general entre rejas, aunque aún faltan dos de los condenados, uno de ellos el expresidente José Antonio Griñán que está pendiente de cumplir su pena a seis años de cárcel por el caso de los ERE ilegales.

Un estreno de año negro para el PSOE que seguirá ocupando en este 2023 titulares de prensa, porque esta macro causa de corrupción además de la 'pieza política' principal ahora resuelta, está dividida en otras muchas, una por cada subvención irregular otorgada, y que previsiblemente conllevará a que algunos de los ahora en prisión sigan sumando años a sus condenas.

SIn duda, ante este escenario el PSOE-A está 'rabioso' y lo demuestra en sus comparecencias públicas en la que coloca a los presos de los ERE como "personas honestas e inocentes" contra los que se ha cometido una "cacería política" y señala al PP como responsable de ella. Palabras imprudentes que se han podido escuchar a los diputados socialistas y a la portavoz, Ángeles Férriz, siguiendo la defensa de sus antecesores que realiza su jefe de filas, Juan Espadas. Pero es que no les queda casi otra forma de salir a flote que 'dar pena' y colocarse como víctimas de la situación, faltando el respeto a las decisiones judiciales firmes y a los propios ciudadanos a los que defraudaron 679 millones de euros.

El PSOE en el lodo a cinco meses de las elecciones

Un lamentable panorama a cinco meses de unas elecciones municipales en las que Espadas tendrá que intentar girar el sentir de la comunidad, que decidió en 2019 acabar con más de tres décadas de socialismo y en 2022 ha ratificado en las urnas que quiere seguir con el cambio impuesto por el PP de Juanma Moreno, otorgándole para este mandato una mayoría absoluta.

En manos de Espadas está que el PSOE-A pueda mantener alguna de las instituciones en las que gobierna, porque la victoria electoral está lejos según las encuestas, pero también el secretario general del socialismo andaluz se juega su 'cabeza'. Acumula la derrota en las autónomicas y las voces críticas que surgen contra él dentro de la federación, por lo que otro desastre en las urnas sería inasumible.

Espadas no está solo en la 'picota' y lo acompaña su jefe Pedro Sánchez, cuya subsistencia depende de lo que ocurra en Andalucía. Por ello, desde el Ejecutivo central, el presidente ha tratado durante estos últimos cuatro años de poner todas las zancadillas posibles al Gobierno de Moreno, con peor financiación e inversiones que otras regiones, para tapar el crecimiento que está experimentando una comunidad que los socialistas dejaron sumida en el paro y el subsidio. Ahora lidera los rankings de empleo, de autónomos, de producción energética limpia o de exportaciones, entre otras.

Un cambio tan significativo contra el que poco podrán hacer Sánchez y Espadas, aunque sumen fuerzas en defender sus propias medidas, que no dejan de empobrecer a los españoles y contaminar las instituciones que amparan a los ciudadanos, y traten de tapar la corrupción que ha llevado a los suyos a la cárcel y donde habrá que esperar a ver si finalmente Griñán ingresa en prisión o se 'libra' por su enfermedad, puesto que el indulto del Gobierno de Sánchez parece que va a salir de La Moncloa.