Los 36 años de socialismo que secaron Doñana a golpe de ladrillo: Matalascañas
La presión urbanística también atenta contra el Parque y esta población turística, construida bajo la tutela del PSOE, en pleno corazón del espacio natural es una de sus grandes amenazas.
Mucho se habla en estos días de los problemas que generan los agricultores del entorno del Parque Nacional de Doñana al espacio natural, a los que se ha culpabilizado de restarle agua al acuífero, a raiz de la proposición de ley que impulsa PP y Vox en el Parlamento andaluz para regularizar suelos para regadío en el Condado de Huelva.
Pero poniendo blanco sobre negro, es cierto que se han producido extracciones ilegales de agua desde hace décadas, ante la mirada permisible del Gobierno socialista en la Junta de Andalucía y del propio Estado, hasta que Europa sancionó a España en 2021. Una vigilancia que se ha incrementado desde el cambio de Ejecutivo andaluz, multiplicando por cuatro los expedientes sancionadores desde que está al frente el PP de Juanma Moreno.
Sin embargo, no es la presión de los cultivos la única amenaza sobre el humedal más grande de Europa, lo es principalmente la sequía que asfixia Andalucía desde hace cinco años y la presión urbanística en el entorno. Prueba de ello es la urbanización de Matalascañas, ubicada en pleno Parque y perteneciente al término municipal de Almonte, que cuenta con una población durante el invierno de 3.000 habitantes, pero que multiplica esta cifra hasta alcanzar los 150.000 veraneantes anuales.
La playa de Matalascañas en la actualidad a la izquierda y a la derecha en los años 76-86.
Un claro ejemplo de la costrucción salvaje y sin control que se ha permitido en el corazón de Doñana con la edificación de miles de viviendas y su consecuente consumo de agua, y el beneplácito de los responsables políticos del mismo partido, el PSOE, que ahora muestra tanta preocupación. Un cinismo que le ha costado caro otra vez al portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López, al ser entrevistado por Carlos Alsina. El presentador lo ha dejado en evidencia por su falta de "autocrítica" al haber "tolerado" Matalascañas durante los 36 años de gobierno socialistas, cuando ahora asegura que no hay agua para los agricultores, pero si para los turistas.
Viviendas turísticas que se beben el agua de Doñana
En las imágenes con las que acompañamos este artículo se puede comprobar de un vistazo el atentado que ha ocurrido desde la década de los años 70 en la playa del Parque de Doñana. Matalascañas ha sido un lugar estratégico en el pasado, prueba son el resto de la torre almenara (conocida popularmente como 'El Tapón') que derrumbada se sumerge en el agua, y lugar de pocos habitantes más allá de los pescadores de la zona, pero la urbanización fue creada como destino turístico con el éxito garantizado, al ubicarse en una playa virgen de 50 kilómetros de longitud y la más cercana a Sevilla.
Playa en 1966 sin la urbanización de Matalascañas (Almonte, Huelva).
Esta urbanización que nació en los setenta ha estado en continuo crecimiento durante los sucesivos gobiernos socialistas desde el inicio de la democracia, sólo interruppidos en una legislatura por el gobierno del PP (2011-2015). Durante dos décadas ha sido Francisco Bella (PSOE) el alcalde de Almonte, que autorizó por ejemplo en 2004 la construcción de dos hoteles en el límite del Parque con 900 plazas.
También destacable el paso de la socialista Rocío Espinosa por la alcaldía, que aprobó un cambio en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Matalascañas, permitiendo entre un 50 y un 100% más de plazas hoteleras. Sin olvidar el polémico campo de 'golf ecológico' que se abrió en el año 2000 y desde 2016 está cerrado y abandonado, sobre el que la propia Espinosa llegó a reconocer que nunca tuvo licencia para riego.
La herencia para el actual Gobierno de la Junta de Andalucía es difícil de lidiar para el Ejecutivo de Moreno y Doñana es el ejemplo del abandono de décadas, de la tensión social al dejar a unos agricultores sin poder trabajar y ser permisivos con los intereses de expoliadores de agua y tierras.