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Yemas de Santa Teresa de Ávila: dulces de convento para disfrutar

¿sabías que la receta de yemas de Santa Teresa surgió ante la necesidad de aprovechar las yemas?.En el pasado las claras se usaban para otros menesteres.

Yemas de Santa Teresa

Yemas de Santa Teresa

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La repostería de convento es una tradición arraigada en la Península Ibérica, y en lugares como España y Portugal.


Sorprendentemente, los conventos solían utilizar las claras de huevo para fines inusuales, como planchar la ropa. Sin embargo, al hacerlo, quedaban las preciadas yemas, lo que inspiró la creatividad en las cocinas de los conventos y llevó al nacimiento de diversas recetas dulces.

Por ejemplo, en Aveiro, Portugal, surgieron los deliciosos 'ovos moles', mientras que en España, se crearon las famosas yemas de Santa Teresa, así como las de San Leandro o Santa Clara en Sevilla.

La historia de las yemas de Santa Teresa

El origen de las Yemas de Santa Teresa es incierto, y existen varias teorías al respecto:

Una de estas teorías sugiere que la receta tiene sus raíces en la tradición de los dulces árabes. La influencia árabe en España se extendió durante siglos, durante la época de Al Ándalus, desde el año 711 hasta 1492.

Durante este período, muchos dulces, como los pestiños o el turrón, encontraron su origen en las recetas árabes.

Otra teoría plantea que la receta se originó en un convento de Santa Teresa de Ávila en el siglo XII. Sin embargo, lo que está respaldada por documentación histórica es que la receta de las Yemas de Santa Teresa, tal como las conocemos hoy, fue creada por la pastelería artesanal 'La Dulce Avilesa' en 1860.

El mérito de esta receta icónica se debe a su dueño, Isabelo Sánchez, quien anotó el nombre de este postre para evitar copias y falsificaciones. Su destreza culinaria transformó a este modesto negocio familiar en un referente indiscutible en la ciudad de Ávila.

Desde 'La Dulce Avilesa' hasta 'La Flor de Castilla'

Hoy en día, 'La Dulce Avilesa' se conoce como 'La Flor de Castilla' y continúa produciendo a diario estas yemas tradicionales. Debido a la creciente popularidad de estos pequeños manjares de yema, otros reposteros comenzaron a imitar las Yemas de Santa Teresa, usando nombres no registrados como 'Yemas de Ávila'.

Reconocimiento como símbolo de Ávila

Como era de esperar, a medida que las Yemas de Santa Teresa acumulaban elogios y reconocimiento, se convirtió gradualmente en un emblema de la ciudad de Ávila.

Su excelente reputación y calidad las han consolidado como uno de los productos más emblemáticos de la región. Junto con el tributo a la figura más destacada de la historia de Ávila, Santa Teresa de Jesús, las Yemas de Santa Teresa han logrado ocupar un lugar especial en el corazón de todos los amantes de nuestra tierra.

Expansión Nacional e Internacional

Gracias a su creciente popularidad, las Yemas de Santa Teresa han trascendido las fronteras de Ávila y se han convertido en un producto sumamente apreciado por los paladares más exigentes de todo el mundo.

A finales del siglo XX, estas delicias conquistaron el mercado internacional y se hicieron presentes en los comercios más destacados de España.

Información nutricional de las Yemas de Santa Teresa (por cada 100 g)

Las Yemas de Santa Teresa están compuestas principalmente por yema de huevo y azúcar, aunque a veces se utiliza piel de limón para darles un toque aromático.

La proporción suele ser de aproximadamente un 75-80% de huevo y el resto de azúcar. Si te preguntas sobre su contenido nutricional, aquí te ofrecemos algunos datos:


  • Calorías: 394 kcal
  • Hidratos de carbono: 63 g
  • Azúcares: 52 g
  • Proteínas: 6,6 g
  • Grasas: 12 g
  • sal: 0,7 g
  • Fibra: 3,5g


Estas cifras te ayudan a entender mejor el valor nutricional de las Yemas de Santa Teresa ya apreciar por qué son tan deliciosas. Por supuesto, ¡nada supera el placer de probar una de estas exquisiteces por ti mismo!

Receta de Yemas de Santa Teresa

Ingredientes:

Para el almíbar:


  • 5 huevos grandes
  • 110 gramos de azúcar
  • 60 ml de agua
  • Un pequeño trozo de piel de limón.


Para rebozar las yemas:


  • 150 gramos de azúcar
  • 150 gramos de azúcar glass (azúcar en polvo)


Utensilios:


  • Tulipas de papel para envolver las yemas.


Preparación


  1. Comenzamos preparando el almíbar. En una cacerola a fuego lento, combina el agua y el azúcar.

  2. Revuelve para ayudar a disolver el azúcar por completo. Cuando el azúcar se haya disuelto completamente, agregue el trozo de piel de limón.

  3. Si lo prefieres, puedes aromatizar el almíbar añadiendo una cucharadita de licor o canela. Lleva la mezcla a ebullición y luego retira la piel del limón.
  4. Apaga el fuego y deja reposar durante unos 7-10 minutos. El resultado debe ser un almíbar con una textura de hebra fuerte y densa.

  5. Mientras el almíbar se cocina, procedemos a separar las claras de las yemas. Puedes hacerlo usando un separador de huevos o rompiendo el huevo y dejando que la clara caiga en un recipiente separado. Guarda las claras para otra receta, ya que solo necesitaremos las yemas.

  6. Luego, perforar las yemas ligeramente con un tenedor sin batirlas. Pasa las yemas por un colador para asegurarte de que no haya caído clara. Deposita las yemas en el colador y, con la ayuda de una cuchara, muévelas para que pasen a través del tamiz del colador.

  7. Ahora es el momento de añadir el almíbar a las yemas, pero debes hacerlo en forma de hilo. Ten en cuenta que el almíbar estará muy caliente. Si agregamos el almíbar de golpe, las yemas cuajarán rápidamente. Queremos que esto ocurra lentamente para crear una crema suave. Así que, sin dejar de remover, incorpora el almíbar a las yemas.

  8. Cocina las yemas a fuego lento y revuelve ocasionalmente con unas varilla.s Notarás que la mezcla se espesa gradualmente, por lo que continúa revolviendo de vez en cuando para lograr una textura aún más densa.
  9. Sabrás que las yemas están listas cuando sea difícil removerlas con la varilla. En este punto, cambia a una lengua de silicona o espátula y sigue trabajando las yemas. Con cada paso, obtendrán una textura más densa, transformándose en una crema de yema, o yema pastelera.

  10. El punto adecuado se alcanza cuando notas que la mezcla ya no se adhiere a las paredes de la cacerola. El tiempo estimado para preparar las yemas a mano es de aproximadamente 20 minutos.
  11. Si optas por usar una batidora de varillas, el proceso será mucho más rápido, pero hacerlo a mano te permitirá obtener un resultado igualmente delicioso, al igual que lo hacen en muchos conventos.
  12. Traslada la crema de yema a un recipiente y extiendela para que se enfríe más rápido.
  13. Cubre el recipiente con papel film y, cuando la crema alcance la temperatura ambiente, colócala en la nevera durante al menos una hora. Durante este tiempo, la yema se secará ligeramente y se endurecerá, lo que facilitará su manipulación.

  14. Una vez que la crema de yema haya reposado en la nevera, retirala. En un recipiente, coloque azúcar normal y en otro, azúcar en polvo.

  15. Preparar azúcar en polvo es sencillo. Solo debes agregar azúcar a una batidora o picadora y triturar durante un minuto, en tandas de aproximadamente 25 segundos, dependiendo de la potencia de tu aparato. Hacerlo en tandas evita que el motor del electrodoméstico se sobrecaliente. De esta manera, obtendrás azúcar en polvo que puedes utilizar en cualquier receta.
  16. Antes de continuar, espolvorea un poco de azúcar en polvo en tus manos. Luego, toma una pequeña porción de crema de yema y amasala para darle forma redonda. Gracias al azúcar en polvo en tus manos, la crema no se pegará.
  17. Deposita la bolita de crema en el recipiente donde tengas el azúcar normal. Rueda la yema ligeramente para que se cubra con azúcar y luego colócala en el molde de papel o las tulipas metálicas.


Ahor, ya sabes preparar tus propias Yemas de Santa Teresa siguiendo esta receta detallada. Estas delicias doradas y dulces son ideales para disfrutar en cualquier ocasión.

En resumen, las Yemas de Santa Teresa son un verdadero tesoro culinario con una historia rica y sabrosa. Su reconocimiento como símbolo de Ávila y su popularidad a nivel nacional e internacional son un testimonio de su exquisito sabor y calidad.


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