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Objetivo Pablo Motos: por qué el PSOE de Sánchez quiere fumigar 'El Hormiguero'

No es casual que, ante la debacle del 28M, el sanchismo de Ferraz haya decretado una 'fatwa' contra el espacio que dirige y presenta Pablo Motos.

Pablo Motos.

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No es casual que, ante la debacle del 28M, el sanchismo de Ferraz haya decretado una 'fatwa' contra el espacio que dirige y presenta Pablo Motos. Lo que se esconde detrás es una estrategia 'trumpista', sí. Pero no es lo único.

Cuando días atrás, el director de Comunicación del PSOE, Ion Antolín Llorente, salido de las sentinas del 'glorioso' socialismo castellanoleonés de los Tudanca y los Puente, publicó un hilo de Twitter contra 'El Hormiguero' de Pablo Motos, Ferraz certificaba ya, sin máscaras, su filiación a la estrategia 'trumpista' en la que, curiosamente, se incluye la distribución de dicha etiqueta a todos los medios que no se plieguen a las exigencias de Pedro Sánchez.

Eje de la campaña socialista

El señalamiento a 'El Hormiguero', el exitoso programa que dirige y presenta Pablo Motos en Antena 3, es uno de los ejes de la campaña socialista -que ya está en marcha, aunque no se haya decretado en el plazo oficial- para el 23-J. Una campaña en la que, más que Sánchez, muchos deudos del sanchismo, dentro y fuera del Ejecutivo, se juegan más de lo que parece. Y en la que los medios de comunicación, que tanto han obsesionado y servido a algunas gentes del entorno de Sánchez para extender su influencia en los aledaños de Moncloa en los últimos tiempos, van a ser decisivos.

Sin entrada en Moncloa, o sea, sin Sánchez, su posición en Prisa queda debilitada. Y todo el mundo, en ese ambiente, sabe lo que eso significa: marcharse a La Habana a escribir novelas o reubicarse, de nuevo, en WPP o similares

Esas gentes tienen un mascarón de proa, Miguel Barroso, del que mucho se ha hablado y más se ha escrito, que, aparte de haber fagocitado para su uso propio el Grupo Prisa -tomándose la revancha de lo que no pudo conseguir bajo el zapaterismo-, también anda tocado por el resultado del 23-J. Barroso planea con plomo en las alas y, como tipo inteligente que es, sabe que el 'quid pro quo' con Joseph Ourghourlian en Prisa se basa en su capacidad de entrada en Moncloa, que le ha servido excepcionalmente bien al 'tiburón' armenio durante estos años. Sin entrada en Moncloa, o sea, sin Sánchez, su posición en Prisa queda debilitada. Y todo el mundo, en ese ambiente, sabe lo que eso significa: marcharse a La Habana a escribir novelas o reubicarse, de nuevo, en WPP o similares. En suma, amanecer con hormigas en la boca. Otra vez.

El nuevo 'trumpchismo', contra la influencia

En el partido del 23-J, el PSOE y sus asesores salen al campo a la desesperada. Son conscientes de que no controlan los medios como quisieran. Tan sólo TVE, donde el ínclito José Pablo López mima al delegado de Barroso, José Miguel Contreras, es territorio seguro. Mesa y mantel para las productoras de Prisa y sus amigos, desde Contreras a Varela Entrecanales, convertido en búnker televisivo del sanchismo. Pero con una audiencia limitada como tercer grupo televisivo en el ranking de España.

Tan sólo TVE, donde el ínclito José Pablo López mima al delegado de Barroso, José Miguel Contreras, es territorio seguro. Mesa y mantel para las productoras de Prisa y sus amigos, desde Contreras a Varela Entrecanales, convertido en búnker televisivo del sanchismo

En esta batalla por etiquetar y buscar un enemigo externo, el PSOE sabe que Mediaset pinta nada y menos. El grupo de Berlusconi tiene poco que aportar al debate electoral, informativamente hablando, y tan sólo Ana Rosa Quintana -que va camino de finalizar una temporada no demasiado boyante- puede suponer cierto dolor de cabeza a Ferraz. Aunque, seamos realistas, tampoco mucho.

Lo de 'El Hormiguero', sin embargo, es diferente. El espacio de Pablo Motos mantiene un liderazgo absoluto en el Prime Time como referente y eso escuece. Cada crítica en dicho espacio es percibida como un aguijonazo que llega a millones de espectadores; su relevancia es absoluta. Toca, por tanto, tirar por tierra la labor de un programa por el que han pasado políticos de todo tipo y condición. Por eso Motos, ahora, es caza mayor para el PSOE. A la desesperada, se busca un enemigo externo que unifique a los propios y sirva como chivo expiatorio si las cosas se ponen, como ya lo están, mal.

El espacio de Pablo Motos mantiene un liderazgo absoluto en el Prime Time como referente y eso escuece.

Esta deriva no deja de sorprender, y más cuando muchos periodistas han conocido la opinión de destacados mandamases socialistas sobre los señalamientos de Podemos, tan similares a ese 'trumpismo' que ahora denuncia Ferraz.

¿Veremos intensificar esta campaña a medida que se acerca el 23-J? ¿Se empezará con espacios como el de Motos y se continuará con los presentadores de Informativos? Todo esto pinta a una galopada hacia ninguna parte.