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El discurso que Luis Rubiales no quiso leer en la Asamblea el día que no dimitió

El expresidente de la Real Federación Española sigue siendo noticia y ahora ha salido a la luz un discurso que le habían preparado y no quiso leer delante de los que acudieron a la Asamblea.

Luis Rubiales, durante la Asamblea de la RFEF.

Publicado por
Jorge Martín

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El nombre de Luis Rubiales continúa siendo noticia a pesar de que dimitió oficialmente hace una semana como presidente de la Real Federación Española de Fútbol. El directivo anunció en un comunicado que tenía claro que no iba a poder volver a ejercer su cargo y por el bien de de este deporte en nuestro país se hacía a un lado. Todo eso después de varias semanas luchando a contracorriente y resistiendo a todos los envites que recibía desde diferentes organismos.

El Mundo ha desvelado un discurso que le habían preparado a Luis Rubiales aquel día en que convocó la Asamblea de la RFEF y en la que dio unas explicaciones que encendieron a prácticamente todo el país, además de protagonizar un momento en la retina de todos como fue el de sus polémicas declaraciones "¡no voy a dimitir!, ¡no voy a dimitir!".

Uno de sus asesores le hizo llegar un discurso que tenía un tono más conciliador, en el que tampoco anunciaba su dimisión, pero sí que hubiera reconocido la culpa de los hechos que sucedieron pero con unas explicaciones más suaves y no con ese carácter victimista con el que Luis Rubiales intentó trasladar con un ímpetu excesivo. Posiblemente con el nuevo texto hubiera calado mejor en la opinión pública y quién sabe si podía haber continuado en su cargo.

Luis Arroyo, un asesor externo de la RFEF, fue el encargado de redactar este escrito al que no quiso hacer caso Luis Rubiales. Este trabajador fue contratado para mejorar la imagen del ex presidente de la RFEF, pero a la hora de la verdad hizo oídos sordos a sus recomendaciones y "actuó como un lobo solitario" como dice la información de la que hablamos.

El discurso no leído de Rubiales

"Siento mucho, desde de lo más profundo de mi corazón, haber empañado esa enorme victoria de nuestro equipo femenino (...). El primer error fue traspasar los límites de la confianza con la jugadora Jenni Hermoso. Ella sabe que no hubo mala intención, pero es evidente que lo que pretendía ser un gesto de alegría y felicitación se convirtió en un símbolo de dominio de un hombre en una posición de poder - yo mismo - sobre una mujer.

Soy imperfecto, por supuesto, pero me tengo por un ciudadano respetuoso y jamás he aceptado gestos de violencia ni de dominio sobre ninguna mujer. El segundo error fue negar inicialmente la gravedad con que muchos apreciaron mi gesto, y calificar con algunos insultos a los que lo criticaron. Tras muchas horas de viaje, precisamente con las jugadoras y los técnicos de la Federación, no supe apreciar la sensibilidad social del momento. Ese fue el segundo error, sin paliativos.

El tercero consistió en no apreciar tampoco al día siguiente lo inadecuado de mi comportamiento, y poner matices y excusas. Debí decir entonces lo que digo ahora con tres palabras: lo siento. Perdón (...). Estoy completamente convencido de que no hay acto punible en mi conducta y así lo constataré si se me requiere. Pero es evidente que mi comportamiento fue inadecuado y reitero mis disculpas. Estoy a disposición del Área de Integridad de la Federación, que ha abierto ya diligencias internas".

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