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El Sevilla jugará la Champions después de ganar su séptima Europa League

El equipo español se impuso en la tanda de penaltis a la Roma de Mourinho después de un larguísimo partido que se decidió desde los once metros.

Los jugadores del Sevilla, con la copa de campeones de la Europa League.

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El Sevilla conquistó su séptima Europa League después de imponerse en la final a la Roma en los penaltis. El encuentro, disputado en Budapest con 20.000 sevillistas en las gradas, había acabado con 1-1 en el marcador. Con este nuevo título, el Sevilla jugará la próxima Champions.

En la víspera de la final, Mourinho dijo que Dybala, la gran estrella de la Roma, solo podría jugar 20 o 30 minutos. Por supuesto, y como es costumbre, mentía. El argentino fue titular, disputó la primera hora de juego, fue el mejor futbolista de la primera parte y, como no podía ser de otra manera, el autor del único gol italiano.

El Sevilla, en contra de lo que había pasado desde que Mendilíbar le salvó del descenso y le hizo soñar de nuevo, salió muy tímido. Pese a ser su competición fetiche y haber ganado las seis finales de la Europa League a las que llegó, el equipo andaluz no dio mucho de sí durante los primeros 45 minutos.

En realidad, ese periodo inicial fue muy equilibrado, sin ocasiones claras para ninguno de los dos equipos, pero con una sensación de peligro mayor del equipo italiano. Mourinho planteó, como acostumbra, una presión alta y un 2 contra 1 constante frente a los delanteros sevillistas, que fracasaron en todos sus intentos.

Corría el minuto 34 cuando Rakitic perdió un balón en el centro del campo, sin falta ninguna, y Pellegrini siguió el dictado de Mourinho lanzando a Dybala al espacio. El argentino, futbolista intermitente, pero lleno de talento, batió a Bono de un buen zurdazo.

Con el 0-1 a favor de la Roma y con el banquillo italiano armando gresca en cada choque, Mourinho ordenó retrasarse a su equipo y ahí empezó a cavar su propio tumba. Ya en esos últimos minutos del primer periodo se notó una mejora en el juego del Sevilla, aunque todo cambió tras el descanso con la entrada al campo de Suso, el mejor, de largo, del partido.

Suso, el mejor del Sevilla

Al andaluz le acompañó Lamela, en sustitución de unos insípidos Bryan Gil y Óliver Torres. Suso cambió por completo la cara al Sevilla, que dominó, con suficiencia, la segunda parte de la final. El partido era otro y en una de las internadas de Jesús Navas por la banda derecha Mancini marcó en propia puerta el gol del empate.

Eran, sin duda, los mejores minutos del Sevilla, que incluso tuvo una oportunidad, en el minuto 74, de ponerse por delante. Sin embargo, el penalti que había decretado Taylor por caída en el área de Ocampos, acabó en nada después de pasar por el VAR.

La Roma tan solo generaba ocasiones a balón parado y, según iban avanzando los minutos, ambos equipos comenzaron a firmar las tablas y, por consiguiente, la prórroga, que llegó después de seis minutos de prolongación, que acabaron con una doble ocasión del Sevilla detenida por el portugués Rui Patricio.

En el comienzo del tiempo suplementario se comenzó a notar el cansancio y la Roma salió más entonada que el equipo de Mendilíbar, que pareció perder la frescura con la que había sido muy superior en la segunda parte. No pasó nada en esos primeros quince minutos porque ambos equipos no soportaban el enorme miedo a perder.

Una segunda parte de prórroga de media hora

La segunda parte de la prórroga fue, directamente, un escándalo. Duró prácticamente media hora y estuvo todo el tiempo detenida, con Mourinho como absoluto maestro de ceremonias. Tres faltas ridículas cometidas por Lamela pusieron el corazón en un puño a miles de sevillistas que vieron cómo, en el minuto 133 de partido, un cabezazo de Smalling impactaba en el larguero de Bono. Ver para crear.

A punto de llegar a la medianoche comenzaron los lanzamientos de penalti. Comenzó Ocampos marcando para el Sevilla. Bono, el portero marroquí que arruinó a España los penaltis mundialistas en Catar, no pudo detener el disparo de Cristante. Lamela ajustó para anotar el segundo y Mancini completó su horroroso partido fallando el segundo penalti de la Roma. Con ventaja, Rakitic amplió la ventaja (3-1) batiendo a Rui Silva y otro central italiano, Ibáñez, la mandó al palo. Todo a favor del Sevilla, con Montiel, el mismo que marcó el último gol de la final del Mundial, en el punto de penalti. El argentino falló, pero Rui Silva se adelantó. En la repetición, marcó y el Sevilla ganó su séptima Europa League.

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