Mercadona, Alcampo, Carrefour... ¿han pactado el precio del aceite de oliva?

Que el precio del aceite de oliva está por las nubes es de dominio público. Solo algunas marcas se pueden encontrar ahora mismo por menos de 7 euros el litro en el aceite refinado de 0,4 o 1º. Esa es la realidad del mercado. No obstante hay un dato que sorprende si se analizan los precios de los principales supermercados. Vamos a verlos.

Mercadona vende el aceite de oliva bajo su marca Hacendado a 6,80 euros la botella de un litro. Es lo más barato que podemos encontrar en las estanterías de la cadena valenciana de supermercados. En Hipercor, su marca blanca Aliada, se vende exactamente al mismo precio, 6,80 euros el litro. Y lo mismo sucede con Eroski, que ofrece su aceite, Olilan, también a 6,80 el litro.

Las ofertas de aceite de oliva suelen ser un reclamo de los supermercados para atraer clientes, pero ahora todas las grandes cadenas lo venden a un precio similar

En Carrefour, su marca blanca tiene un precio de 6,79 euros la botella de un litro. Y en Alcampo encontramos el aceite embotellado bajo su marca también en 6,79 euros.

La sorpresa es evidente y salta a la vista: los mayores supermercados de nuestro país tienen un precio del aceite de oliva similar, casi idéntico: un solo céntimo les separa. Esta coincidencia en el precio es llamativa y sorprendente.

¿Qué dice la ley sobre los precios pactados?

Hay que recordar que en el caso de que las grandes cadenas hubieran pactado el precio podrían estar cometiendo una ilegalidad. Expertos en la materia consultados por ESdiario tildan de "muy sospechosa" esta coincidencia absoluta de precios en las grandes cadenas. "Es normal", dicen, "que el mercado obligue a tener precios parecidos, pero no que sean idénticos".

A este respecto la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el organismo que promueve y preserva el buen funcionamiento de todos los mercados, cataloga como “conducta prohibida” que “las empresas alcancen acuerdos para fijar precios u otras condiciones comerciales, que se repartan el mercado o que pongan límites a la producción”.

En concreto, la ley de Defensa de la Competencia establece en su artículo 1 que “se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del mercado nacional”. De hecho, entre esas prácticas cita expresamente, entre otras, “la fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales o de servicio”.

De hecho, la CNMC cita como una de sus “prioridades” la persecución de “acuerdos prohibidos” entre los que encuadra, a modo de ejemplo, aquel en el que “varias empresas de un mismo sector acuerdan de manera secreta, subir los precios de sus productos conjuntamente y en medida similar, perjudicando así al mercado y los consumidores”.