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Arrimadas se ofrece a salvar los Presupuestos y la bola de partido de Sánchez

La líder de Cs proclama una "tregua política", también con Iglesias, para afrontar una situación crítica. "Si siempre es necesario llegar a acuerdos, ahora es una obligación", sostiene.

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Lo que empezó siendo un romance en pleno estado de alarma, y cuando el PP se bajó de aquel barco, ha acabado siendo un noviazgo serio. Y va camino del altar del Congreso. "Es momento de hacer que este Gobierno no siga cometiendo errores", afirmó ella.

Inés Arrimadas oficializó este miércoles su "voluntad firme y real" de negociar unos Presupuestos "moderados y sensatos" con el Gobierno de coalición. Que es tanto como asegurar, si la negociación no se tuerce -y a priori no lo parece-, una legislatura entera y plena a Pedro Sánchez. Cuarenta meses más.

La líder de Ciudadanos no ocultó que su modelo económico y el de Unidas Podemos son "perfectamente antagónicos", pero se mostró dispuesta incluso a sentarse también con los morados en la mesa de negociación para huir de "ideologías". Aunque Pablo Iglesias prefiere a ERC y Bildu, es evidente que Sánchez quiere una pareja más presentable a ojos de Bruselas. Y seria.

Sánchez y Arrimadas antes de iniciar su reunión, de dos horas.

Era la primera vez que Arrimadas visitaba La Moncloa, y su visita será recordada como la de la confirmación del giro histórico y copernicano de Cs. Hace poco más de un año, en la fallida investidura de Sánchez de julio de 2019, Albert Rivera anunciaba que su grupo votaría "no con las dos manos" al socialista y su "banda".

Eran los tiempos del cordón sanitario. Ahora son los de la "tregua política", como la llamó Arrimadas, para afrontar una situación crítica. "Si siempre es necesario llegar a acuerdos, ahora es una obligación", sostuvo la líder naranja. Ésta desplegó sobre el atril de La Moncloa todas sus dotes pedagógicas para explicar por qué Cs está muy cerca de apoyar a un Gobierno que en enero ella misma intentó que no se formara, como recordó.

Le echó un cable la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, justo después. "Es un momento excepcional que requiere una respuesta excepcional", resumió.

La gran baza que quiere jugar Ciudadanos es la de impedir que las cuentas públicas incorporen una subida de impuestos, como volvió a pedir este mismo miércoles Iglesias en La Sexta. Ése sería su gran triunfo. Y parece que Sánchez está dispuesto a dárselo.

El presidente se había marcado dos objetivos para este miércoles. Uno, escenificar su sintonía con Arrimadas para calmar a la UE y a los empresarios, pendientes de unos Presupuestos que ya van con los tiempos ajustadísimos (de momento el Ejecutivo ni siquiera ha llevado aún al Congreso la senda de déficit y el techo de gasto).

Otro, mostrar la "actitud obstruccionista" -así la denominó Montero- de Pablo Casado al no querer negociar unos Presupuestos que no existen de momento ni la renovación de algunos órganos. Pero se encontró con que el líder de la oposición llevó su propia agenda a La Moncloa.

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