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Pablo vuelve y proyecta su sombra sobre Yolanda Díaz

Iglesias no parece dispuesto a permitir que Unidas Podemos se diluya dentro de otra plataforma como la que pretende crear Yolanda Díaz

Pablo Iglesias

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Pablo Iglesias dio un paso atrás; reunió a su dirección y les explicó que dejaba la política activa, porque ya no aportaba, no sumaba al proyecto de Unidas Podemos. En los meses previos, el paso lo había dado hacia adelante, cuando anunció su decisión de pelear por la presidencia de la Comunidad de Madrid, frente a Isabel Díaz Ayuso.

Quizás un politólogo como él debió haber visto que su presencia en las listas podrían movilizar más en contra que a favor de su apuesta política de Unidas Podemos. Ayuso lo tuvo fácil: primero se fajó contra Pedro Sánchez que entró torpemente en la estrategia que menos convenía a su partido y al que fue su candidato, Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias remató la faena, presentándose en carne mortal contra la “defensora de la libertad”, frente al “comunismo chequista”, Isabel Díaz Ayuso.

El resultado, de todos conocido, fue un rotundo éxito de Ayuso, frente a un sonado fracaso de Sánchez y algo menos de Pablo Casado, que salvó los muebles del naufragio, según aseguran sus fieles, cuando cambió la vicepresidencia del Gobierno por la candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Fue entonces cuando se retiró, con el aplauso y homenaje de la mayoría de los suyos, que no se diga que los españoles no sabemos dar el adiós como mandan los cánones a un difunto. Pero la marcha de Iglesias duró “lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks”, que diría Joaquín Sabina.

Pablo Iglesias ataca en público

Pablo Iglesias ha decidido volver para poner los puntos sobre las íes a sus compañeros de partido. Y lo está haciendo desde donde siempre se manejó con soltura y se divirtió: desde los medios de comunicación. Como tantos líderes que se van y dicen alejarse voluntariamente de la política, Pablo Iglesias se resiste a no inmiscuirse en los asuntos y repite desde la radio, desde su podcast y desde donde se le ponga a tiro, cuál es la línea a seguir, sea esta o no la que esté señalando aquella que él mismo eligió y señaló como su sucesora y a la que difícilmente va a permitir construir su propia alternativa, tal como ella pidió: sin egos (excepto el propio, se entiende).

Ya lo hizo José María Aznar con su sucesor, Mariano Rajoy, al que estuvo “regañando” en público largo tiempo, después de haberlo designado y, posteriormente, cuando Rajoy llegó al Palacio de la Moncloa. También Felipe González se apuntó a enmendar a José Luis Rodríguez Zapatero. Y parece que ese es el camino que Iglesias ha decidido seguir frente a Yolanda Díaz.

La vicepresidenta y ministra de Trabajo, que sigue haciendo malabares para tratar de conseguir luz verde en el Congreso para la Reforma Laboral que tanto sudó, para sacar adelante con el apoyo de los sindicatos y la CEOE, tiene adeptos y compañeros, que otrora fueran distinguidos “pablistas”, dispuestos a ayudarla y empujarla hacia la fórmula que ella decida encabezar para presentarse a las elecciones generales.

También tiene enfrente a las dos ministras compañeras de Grupo Parlamentario, Ione Belarra e Irene Montero, que no pierden una sesión parlamentaria para soltar algún comentario sarcástico contra Díaz o dejar caer una sonrisa socarrona ante las burlas que, en ocasiones, le vienen desde los escaños de la derecha, según aseguran algunos diputados que se sientan en las inmediaciones. Una imagen vale más que mil palabras y, por lo que se detecta en las inmediaciones, Belarra y Montero derrochan instantáneas de este tipo.

Ione Belarra e Irene Montero, que no pierden una sesión parlamentaria para soltar algún comentario sarcástico contra Díaz

Entre la alargada sombra de Pablo, que se proyecta sobre la figura de la vicepresidenta, y las zancadillas procedentes del fuego amigo, Díaz tiene una difícil tarea, si quiere aunar a todo ese espacio a la izquierda del PSOE bajo su nueva oferta electoral.

Unidas Podemos es la criatura de Iglesias y no parece dispuesto a permitir que se diluya dentro de otra plataforma y Belarra y Montero que hasta hace poco conspiraban en la intimidad, se han hecho fuertes con la vuelta de Iglesias y su “ego” disparado y proyectado sobre Yolanda Díaz y su proyecto.

Está por ver aún cuántos de los que fueron furibundos “pablistas” y se habían puesto al servicio de Yolanda Díaz se marcan ahora un “donde dije digo, digo Diego” y si la vicepresidenta aguanta el tirón y mantiene el equilibrio y la serenidad ante los empellones de sus correligionarios.

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