Sánchez se esconde en Doñana de la reforma del solo sí es sí pactada con el PP
El presidente huye del Congreso para alejarse de Podemos, esconderse del acuerdo con el PP y evitar la incómoda pregunta que aún flota en el aire: quién va a asumir la responsabilidad.
Pedro Sánchez nunca ha destacado por su valentía. Este jueves lo ha vuelto a demostrar. El máximo responsable de la negligente ley del solo sí es sí ha huido a Doñana a intentar taparse las vergüenzas con la , esos contra los que su gobierno no ha hecho absolutamente nada en cinco años y que ahora, al parecer, le escandalizan.
Irene Montero e Ione Belarra están más solas que la una en este tema. Deliberadamente el resto del Gobierno les ha dejado a su suerte y ha querido que se vea de forma gráfica, palmaria y notable su soledad.
La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i) y la ministra de Igualdad, Irene Montero, antes de la sesión de este jueves
La reforma de la ley del solo sí es sí es una derrota del Gobierno, un reconocimiento de su negligencia y, sobre todo, de su sectarismo. Fueron su ceguera y sordera sectarias las que le impidieron ver y oír al Consejo de Ministros en pleno las advertencias sobre la ley. Los “efectos indeseados”, como los llama el presidente, son en realidad los “efectos previstos y avisados” de una ley que machaca a las víctimas de los delincuentes sexuales, es decir a las mujeres, y beneficia a sus violadores.
Kilómetros de distancia con Podemos
Este jueves ha huido para poner muchos kilómetros de distancia con sus socias de Podemos y para no estar en la foto del pacto con el PP. Porque. Y de nuevo el sectarismo del PSOE y de Sánchez le impiden reconocerlo y mucho menos agradecerlo. Se hacen una foto mucho más contentos con Bildu que con el PP. Esa es la realidad, la triste y vergonzosa realidad de este Gobierno.
También ha huido, claro, para que no le pongan encima de la mesa la cuestión que está aún sin resolver: ¿quién va a asumir la responsabilidad política de esta chapuza?
También ha huido, claro, para que no le pongan encima de la mesa la cuestión que está aún sin resolver: ¿quién va a asumir la responsabilidad política de esta chapuza? Mil delincuentes sexuales beneficiados -y los que quedan- es un error tan gigantesco que no puede saldarse con una petición de disculpas en una entrevista y una reforma legislativa que va a tardar medio año en llegar a ser efectiva. Alguien tiene que pagar el error. No va a ocurrir porque Sánchez siempre pone sus cálculos personales y electorales sobre el interés general y el deber.