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Sánchez y las cinco M que evidencian su nefasto papel de presidente del Gobierno

El líder del PSOE está demostrando en su gira por los platós que estas cinco palabras lo definen a la perfección. Términos que se atribuyen al famoso 'sanchismo' y que le atormentan cada día

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, atiende a los medios de comunicación.

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El candidato socialista a la presidencia del gobierno el 23-J es Pedro Sánchez, como de todos es sabido, pero tras su recorrido angustiado por los medios de comunicación durante las últimas semanas, ya podemos concluir que es el candidato de las cinco “M”.

Así pues, él mismo definió en el programa de El Hormiguero ante más de dos millones de españoles, que el sanchismo era “maldad, mentira y manipulación”, pero es necesario añadir otras dos palabras también iniciadas por la letra “m”, que son constantemente utilizadas por el candidato socialista y son “moto y miedo”.

Mentira y Maldad

Desde luego, la idea “Sánchez y mentira” es algo que está ya interiorizado en la sociedad española y hasta tal punto lo está, que los asesores de la Moncloa han tenido que inventar una expresión para volver a engañar a los ciudadanos: “Sánchez no miente lo que hace es cambiar de opinión”. Unas palabras que se han convertido rápidamente en la frase del verano, convirtiéndose en objeto de la burla nacional en las cenas de amigos, en las redes sociales y en múltiples mensajes. En España ya no existe la mentira simplemente se cambia de opinión, lo cual no deja de ser en sí mismo, una nueva mentira.

También Sánchez se autodefinió como “maldad”. Él sabrá porqué ha empleado esa expresión, aunque seguramente el subconsciente le ha aflorado su mala conciencia a la hora de beneficiar a diversos colectivos de delincuentes. La principal “maldad” ha sido la política penitenciaria de Sánchez-Marlaska que ha beneficiado a los terroristas no arrepentidos, blanqueando a Bildu que no dudó en llevar en sus listas a asesinos condenados.

También es pura “maldad” beneficiar a pederastas y violadores con la ley del sí es sí, a los okupas en la ley de la vivienda, a los corruptos con la rebaja de la pena de malversación, que ha indignado a la Unión Europea, y a los golpistas contra la Constitución. Beneficiar a delincuentes por el único motivo de continuar en el sillón, debe calificarse como “maldad”, puesto que un servidor público debe gobernar para el bien común y no para beneficio propio.

Pedro Sánchez durante su visita a 'El Hormiguero'

Manipulación

La tercera “m” sanchista es manipulación, y en esto el candidato socialista es un maestro. Así pues, afirmar que el PP congeló las pensiones es manipular, ya que el autor de ese hachazo a nuestros mayores fue su gran amigo Zapatero con su voto en el Congreso de los Diputados; decir que en España existe una gran conspiración contra su persona, es manipular la labor de los medios de comunicación que tienen el derecho a informar libremente.

Incluso el arrogarse el liderazgo europeo es manipular a la propia Comisión Europea, que está harta del personaje y muchos de los comisarios se han negado a venir a España al inicio de la presidencia semestral. Pero la gran manipulación 'sanchista' es reducir el paro mediante la figura de los “fijos discontinuos” que son parados encubiertos.

Son muchos los ejemplos de manipular la realidad para adaptarla a la conveniencia sanchista, pero una derivada de esta práctica es la cuarta “m”, y es decir que España va como una “moto”. Las dificultades de los españoles para llegar a fin de mes son cada vez más patentes. Han aumentado los pagos de las hipotecas, los precios no terminan de subir, el acceso a la vivienda, tanto en compra como en alquiler, se ha esfumado para la clase media y baja, y sobre todo, los empleos son más precarios especialmente para los jóvenes y las mujeres.

La “moto sanchista” está averiada y el “mecánico” nos dice que si el carburador está dando síntomas de agotamiento es pura invención. Muchos pensamos que la única solución para salvar la moto es cambiar de mecánico.

Pedro Sánchez entrevista en Ferraz al el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá

Miedo

La última “m” es el miedo. La campaña ‘sanchista’ se basa únicamente en el miedo, augurando grandes catástrofes si hay un cambio de gobierno, como una nueva versión de la campaña socialista del “doberman” en las elecciones de 1993. Utilizar el miedo como eslogan es reconocer que se han perdido las elecciones, porque la sociedad española es valiente y cuando se percibe que el gobiernomiente, manipula, protege a los malos, y la economía no va como una moto”, no se puede ofrecer miedo como solución, ya que la ilusión por el cambio es más fuerte.