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Las grandes empresas empiezan a levantar la voz contra Sánchez

Los elevados impuestos, la inestabilidad en el marco regulatorio, los ataques personales... es una larga lista de motivos por la que las compañías podrían buscar inversión fuera de España.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y su presidente, Antonio Brufau.

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Repsol ha sido la primera gran empresa en mostrar su enfado monumental con Pedro Sánchez y su populista acuerdo con Yolanda Díaz. Y lo ha hecho sin disimulo en un comunicado en el que se queja de la inseguridad jurídica que genera este Gobierno y, en concreto, el punto del acuerdo entre PSOE y Sumar que prevé mantener el impuesto a la banca y a las energéticas.

“La falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal del país podría condicionar los futuros proyectos industriales de Repsol en España”, dice Repsol en esa nota de prensa publicada este jueves. Pero no solo es el impuesto a la banca y las energéticas lo que molesta sobremanera al sector empresarial español. El acuerdo entre Sánchez y Díaz prevé fijar un tipo del 15% en el Impuesto de Sociedades sobre el resultado contable, en lugar de sobre la base imponible como hasta ahora.

Los empresarios están cansados de ataques, insultos y señalamientos, en algunos casos incluso con tintes personales, que se lanzan desde el Gobierno. Están cansados de que no solo no se valore su importancia para el desarrollo del país sino que se les pinte como los malos de la película, los que se escaquean a la hora de pagar impuestos y los culpables de los bajos salarios y la precariedad laboral que caracteriza a nuestro mercado de trabajo.

En ese clima de hartazgo en el que Repsol ha levantado la voz, la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, tuvo el desparpajo de pedirle a los empresarios en un foro de empresarios que valoren “la estabilidad” que proporciona el Gobierno de Pedro Sánchez. Es exactamente lo contrario por lo que se queja Repsol, “la falta de estabilidad” en las reglas de juego, cambiantes a capricho del Gobierno, según su necesidad de generar titulares.

El malestar de los empresarios españoles puede ser otra piedra en el camino hacia la investidura de Sánchez. Los ojos de los empresarios vascos se van a volver hacia el PNV, del que esperan que defiendan sus intereses. Los nacionalistas vascos ya han puesto mala cara al acuerdo entre el PSOE y Sumar, tienen cinco votos imprescindibles para la investidura de Sánchez y como dijo Iñigo Urkullu no hace mucho, el problema de Sánchez es que necesita todos los votos para todas lasvotaciones.

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