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El líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo, y el candidato a lehendakari por el PP, Javier de Andrés.

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Es difícil comprender que todavía haya mandatarios del PP sin ver que el principal objetivo de su partido es hacer que Alberto Núñez Feijóo llegue a La Moncloa. Todo lo demás, ahora mismo, debe supeditarse a eso. Pues nada. Erre que erre. Algunos, tozudos, van por su carril sin mirar a su alrededor y ver una mayoría social que pide cerrar el 'sanchismo'.

No hace falta volver la vista atrás para recordar los seriales mediáticos (tragicómicos incluso) que protagonizaron el valenciano y la extremeña, Carlos Mazón y María Guardiola, con sus curiosos pactos con Vox después de las elecciones autonómicas, justo cuando a quien tocaba todo el protagonismo era a su líder nacional, que se jugaba el ser el 23-J.

Pues bien, ya se sabe: el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Más cerca tenemos el remember de lo ocurrido en vísperas de las elecciones generales. Jamás debería haberse permitido, por ejemplo, que Alejandro Fernández, presidente del PP catalán, quedase ante la opinión pública como quien ha sido capaz de doblar el brazo a Feijóo obligándole a confirmarlo como candidato en Cataluña.

Igualmente, tampoco tiene sentido alguno que Javier de Andrés, cabeza de cartel vasco, impusiese su tesis a Génova de hacer una campaña centrada en el País Vasco y la gestión, alejada del foco -valga el botón de muestra- de la inmoralidad que supone el blanqueamiento que Pedro Sánchez ha hecho de los filoetarras de Bildu, dándole alas para terminar empatados en escaños con el PNV. Tan así es lo ocurrido que Feijóo solo ha estado cinco días en campaña. Una temeridad esa perdida de recursos. Pues bien, el PP vasco ya tiene lo que tan ardorosamente buscaba: seguir en la irrelevancia. A.M.BEAUMONT