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Luis Rogelio Rodríguez-Comendador

La OTAN mira con preocupación a unas elecciones en EE.UU claves para su futuro

Los posibles cambios tras las elecciones en Estados Unidos pueden influir en la forma en que otros países miembros perciben el compromiso de EEUU con la seguridad transatlántica.

Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos: Joe Biden y Donald Trump.

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La relación entre la OTAN y las próximas elecciones estadounidenses puede ser bastante compleja. Los líderes políticos en EEUU, con bastante frecuencia, han tenido enfoques y perspectivas diferentes sobre la OTAN y la participación americana en la Alianza. Las elecciones pueden influir sin ninguna duda en la política exterior y, por ende, en la postura de EEUU hacia la OTAN.

Durante estas elecciones los candidatos, con toda seguridad, van a debatir sobre el compromiso de EEUU en la defensa colectiva de Europa, la financiación de la OTAN y las relaciones con otros miembros de la Alianza. Los resultados electorales, dependiendo quien salga vencedor (Donald Trump o Joe Biden) van a afectar a la relación de EEUU y la OTAN. ¿A quién le afecta la seguridad de Europa? ¿Y por qué EEUU tiene que aportar más que nadie en su defensa?

Si hay países europeos y millones de ciudadanos de Europa que no ven ningún peligro real en su seguridad, ¿cómo pueden incrementarse sus presupuestos en defensa al ritmo necesario? Esta situación puede tener también un impacto en la percepción de la OTAN por parte de otros miembros, así como en la cohesión interna de la Alianza. Los cambios en la administración estadounidense pueden influir en la forma en que otros países miembros perciben el compromiso de EEUU con la seguridad transatlántica y pueden afectar la cooperación dentro de la OTAN en áreas como defensa, la lucha contra el terrorismo o la seguridad cibernética.

Trump y la OTAN: una relación especialmente compleja

Cabe recordar que durante su mandato, Trump criticó reiteradamente a la OTAN cuestionando la equidad en el reparto de costes y denunciando reiteradamente que algunos miembros no cumplían con sus obligaciones financieras. Esto generó bastante preocupación entre los aliados de la OTAN sobre el compromiso de EEUU con la Alianza. Y aunque Trump expresó su apoyo a la OTAN en ciertas ocasiones, su enfoque absolutamente unilateral y su retórica de confrontación crearon tensiones dentro de la Alianza.

Además de las críticas financieras, Trump también planteó dudas sobre el compromiso de EEUU con la cláusula de defensa colectiva del artículo 5 del Tratado, lo que generó inquietud entre los aliados europeos sobre la solidaridad transatlántica en caso de agresión. Aunque su administración tomó medidas para fortalecer la presencia militar de EEUU en Europa del Este como medida de disuasión contra Rusia, sus comentarios y acciones plantearon interrogantes sobre la cohesión y el futuro de la Alianza.

Todas estas críticas de Trump a la OTAN también llevaron a una reevaluación por parte de los países miembros sobre la importancia de la defensa europea y la necesidad de una mayor autonomía estratégica en seguridad y defensa. Esto condujo a discusiones dentro de la OTAN sobre la necesidad de aumentar la capacidad militar europea y la colaboración en defensa, incluso a través de iniciativas como la PESCO (Cooperación Estructurada Permanente de la Unión Europea).

La administración de Trump también presionó a los países miembros de la OTAN para que aumentaran sustancialmente sus gastos en defensa y se cumpliera el objetivo marcado en Gales del 2% del PIB. Esto significó sin duda un aumento de presupuesto para aquellos países que, como España, estaban muy por debajo de esas expectativas. Así que en el supuesto de que Trump sea el vencedor de las próximas elecciones de noviembre habrá que estar muy atento a su política en materia de defensa y colaboración con la OTAN. Si es Biden el vencedor ya sabemos más o menos sus condiciones en cuanto a la Alianza Atlántica, en el que por supuesto, el objetivo del 2% es irrenunciable.