Las peroratas de Puigdemont
Asistimos en vivo y en directo al espectáculo de ver a Carles Puigdemont retorcerse para no cumplir la promesa de abandonar la política si no era “president” de la Generalitat. Menos le ha costado a Pere Aragonès decir adiós tras su terrible fracaso. El independentismo catalán pasa horas de indigestión. Y, según avancen los días lo notarán mucho más. En este momento todavía la sangre electoral está caliente.
Sin duda, el fugado de la Justicia, que va a ser amnistiado injustamente por obra y gracia de Pedro Sánchez, seguirá dándole vueltas a la idea de que el líder socialista le debe la investidura. Se acoge a la misma razón por la que él “regaló” sus siete votos en el Congreso de los Diputados para que continuase en La Moncloa, pese a que las elecciones fueron ganadas por Alberto Núñez Feijóo. Por ello, se ha lanzado a tejer una alianza entre independentistas muertos. Aunque, sabe bien que no va a ningún sitio salvo a seguir en el foco un poco más.
Con todo, a Sánchez no le va mal este raca-raca de Puigdemont. Le ayuda a mantener vivo el recuerdo, durante la campaña electoral europea (sobre todo fuera de Cataluña), quién ha sido capaz de colocar más allá de los muros de la política, en la jubilación, a gente tan antipática para la mayoría como Aragonés y el “exiliado” en Waterloo. A.M.BEAUMONT